Una trágica y macabra historia persigue al Internado Aigner desde el año de 1990. Fueron los homicidios de cuatro estudiantes y las desapariciones de dos de ellos, que marcaron una generación.
Sus cuerpos aparecieron esparcidos por los alrededores d...
Cuanto mas atrás puedas mirar, mas adelante veras.
-Winston churchill
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El día que tanto esperábamos todos estos meses llego.
Hoy, doce de marzo. Era el Aniversario de los asesinatos de los chicos.
Hoy, hace treinta años los mataron.
Todo alrededor se notaba extraño, la gente se comportaba peculiarmente, era un ambiente singular sin duda alguna. Si, era el aniversario y todos estaban planeando el baile, pero había algunos, otros estudiantes que sabían perfectamente la fecha que era, que susurraban y esparcían rumores sobre eso.
Algo que había notado era que aparentemente todos tenían prohibido hablar sobre ese caso, justamente este día.
El Internado Aigner se aseguraba que nadie mencionara las muertes, queriendo hacer que los estudiantes la olvidaran y que estas pasaran desapercibidas.
No funcionaba.
Era raro, se sentía una nostalgia y miedo profundo el caminar por los senderos del campus, sabiendo que hace justamente treinta años. Quizá por estos mismos estaban siendo asesinados seis adolescentes, como nosotros, como cualquiera. Estábamos de pie donde ocurrió una catástrofe, donde ocurrió un asesinato.
Y que posiblemente en la noche tratan de asesinarnos.
Casi no pude dormir, aunque bien colocamos el gran estante de nuestra ropa frente a la puerta, por medidas de precaución. Además de dormir rodeadas de fantasmas y cada una con un arma bajo las almohadas.
Quedaban unas dos horas para que algunos padres comenzaran a llegar, justamente en estas fechas el Internado daba dos semanas de vacaciones, además que este día es donde podían venir los padres de los estudiantes a celebrar y posteriormente llevarse a sus hijos.
No hizo falta que fuéramos genios para saberlo, no hacía falta que lo hubiéramos investigado.
Ellos vendrían a por nosotros.
Mire a todas las chicas, estábamos reunidas, nuestra última reunión. Faltaba muy poco para que las actividades comenzarán, tenía que irme a entrar ahora, pero no siquiera quería salir de la habitación.
Íbamos a tener que aguantar toda la madrugada, todas esas horas que los chicos tiempo atrás fueron perseguidos y posteriormente computarán.
Tuve la esperanza por unos instantes de que Carter, Rosalía y Theo iban a alcanzar a llegar antes, pero eso no iba a ocurrir.
Estábamos solos en esto por lo menos la mitad de la madrugada.
Pero tenía fe, una fe ciega que nos haría llegar a la verdad y así liberarlos.
