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VEINTIDÓS

Bucky:

Hemos estado juntos estos días, Skira y yo. Ha sido realmente bueno poder acercarme un poco más a ella. La he ayudado a superar por completo a Peter, así evitando que se sienta triste.

Hoy era San Valentin. Por lo que Fury dio la noticia de juntarnos todos en el lago para celebrarlo durante todo el día.

La gran mayoría de los chicos estaba buscando algún obsequio para su pareja, o alguien especial dentro de sus vidas. Yo también estaba ahí, para buscar algo para Skira.

—Tal vez deberías darle un oso de peluche, o bombones de chocolates. ¡Ya sé! Una rosa, algo cliché. A las chicas les encanta —comentó Sam con un oso de felpa color blanco, con un corazón entre sus manos.

—¿A quién le darás eso? —pregunté divertido.

—A Maria Hill. Es una preciosura de mujer —alzó las cejas.

Reí negando con la cabeza. Quería darle algo original a Skira, porque realmente se lo merecía y quería mimarla un rato.

—¿Crees que el mocoso le regale algo? —preguntó Sam hacia mi dirección.

—Escuché que quería enmendar las cosas con ella —comentó una tercera persona.

Scott Lang.

—¿Desde cuando sabes? —preguntó Sam.

—Lo sabe desde la vez que hablamos. Se encogió como una hormiga y escuchó toda nuestra conversación —expliqué.

—Amigo, tienes tu chance con ella —palmeó mi hombro y lo miré serio, a lo que la quitó—. Piensa positivo.

Solté un suspiro y seguí con la búsqueda de un regalo para Skira. Finalmente, me decidí por una caja de bombones y un peluche de jirafa.

Original, ¿no?

(. . .)

Al llegar a la cabaña, me encontré a Steve hablando con Skira entretenidamente. Ella reía de algo que él le contaba. Sabía que no debía ponerme celoso de él, porque claramente era mi amigo y no me haría eso.

—Bucky, hey —saludó Steve con una sonrisa—. ¿Qué traes por ahí?

Bajé mi mirada hasta la bolsa color negra y volví a mirarlos. Steve señaló a Skira y asentí con cuidado. Él pareció captar el mensaje y se levantó de la cama, no sin antes besar la mejilla de Skira y retirarse de la cabaña.

—Hola Bucky —saludó Skira.

—Hola, ¿cómo estás? —le pregunté sentándome a su lado.

—Bien —contestó—. ¿Qué traes ahí?

—Es un obsequio por el día de San Valentin —le digo tendiéndole la bolsa—. Es muy cliché, pero es para darte un gusto.

Ella lo aceptó y comenzó a abrir la bolsa para ver su contenido. Cuando dejó ver el peluche de felpa, sonrió de lado y soltó una pequeña risa.

—No creí que te gustara, pero era para ser un poco más original.

Skira dejó a su lado el regalo, y se lanzó a mis brazos para formar un abrazo. Fue tan sorpresivo, que caí de espaldas a la cama con ella encima. Se separó de mi y se disculpó con una sonrisa.

—Gracias Bucky, por todo lo que has hecho por mi —respondió.

—De nada. Sabes que puedes contar conmigo.