EPÍLOGO

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La castaña despertó agitada entre las sábanas de la cama, tratando de controlar su respiración, pasó sus manos por su rostro. A su lado, sintió como alguien se movía y observó como Bucky se despertaba somnoliento y posaba su azulada mirada en los ojos de la chica.

—Muñeca, ¿tuviste una pesadilla? —le pregunta el pelinegro acariciando el brazo desnudo de la chica.

Ella tan sólo puede asentir y comenzar a soltar unas lágrimas. Bucky no duda en aprisionarla entre sus brazos y aspirar su aroma, susurrándole dulces palabras para tratar de controlar la angustia y miedo de su chica. Había pasado por la misma situación hace bastante tiempo, y ver como le ocurría aquello a quien en verdad amaba, le dolía.

—¿Qué me dices de pasar todo el día acurrucados? —le pregunta Bucky besando su frente con delicadeza. 

Ella muestra una leve sonrisa y lo piensa por unos segundos.

—Me gustaría, pero quede en juntarme con las chicas —le contesta ella acariciando su mejilla.

Bucky resopló y se tiró de nuevo a la cama.

—¿Estás enojado?

—Me están robando a mi chica. Desconfiaría demasiado de Romanoff —respondió.

—Deberías —ella se subió encima de él y apoyó sus manos en sus hombros—. Pero ya estoy con un guapo Sargento, creo que deberá olvidarme por ahora.

Él deslizó sus manos por sobre los muslos de la chica, subiendo y bajando repetidas veces, provocandole pequeños escalofríos a Skira. Bucky atacó sus labios, afirmando su agarre en la cintura de la chica atrayendola hacia él. 

—Te amo —susurró el ojiazul.

—Yo te amo más, Buck.

(...)

Romanoff y Maximoff se encargaron de que Skira estuviera alejada de Bucky durante todo el día, cosa que el hombre molestó, pero a la vez agradeció. Miró por un buen rato el brazalete que se había encargado de pedir para ella. Levantó la mirada de la fogata, y vio a su chica sonreír hacia Romanoff.

—¿Debería preocuparme por Romanoff? —le pregunta Bucky a su amigo.

—Amigo, deberías. Quiero decir, es Romanoff.

Él negó con una sonrisa.

—Pero si le preguntas antes, creo que dejaría de mirarla a los ojos por unos segundos, hombre.

Bucky soltó un suspiro y asintió mirando a su amigo de toda la vida, que siempre estuvo ahí para él. Steve palmeó su hombro.

Hasta el final de la línea.

—Lo haré.

Bucky miró a Romanoff, y esta pareció captar la señal, por lo que dejó de compartir palabras con Skira. Bucky se levantó del tronco y pidió atención a todo el campamento; Skira se encontraba un tanto confundida ante la situación.

—Chicos, me gustaría que me escucharan por un breve momento —anunció—. Como muchos sabrán, he cometido muchos errores en el pasado y realmente he tratado de resolverlos todos y enmendarlos de alguna forma. Tony, lamento lo que le hice a tus... padres. 

—Descuida, Barnes. Pasado pisado —le sonrió Stark.

—Gracias, Tony. Creo que mis amigos me han ayudado a cambiar y estoy muy agradecido de ellos; respecto a Parker, lamento haber sido un idiota contigo. Creo que eres un gran chico y mereces la felicidad —el chico le sonrió—. Y por último, quiero nombrar a una persona muy especial que ha hecho que mi mundo se revolucionara por completo: Skira. 

La nombrada sintió como su corazón se aceleraba de pronto.

—Desde que te conocí, la vida me dio un golpe. Y aunque suene tonto, creo que te has vuelto alguien sumamente importante para mi. Por eso, quiero hacerte una pregunta que no te he hecho y muero por hacer —él tomó las manos de la chica y la hizo levantarse—. Muñeca, ¿serías mi novia?

Ella no pudo evitar llorar de alegría.

—Si, Bucky —todos celebraron.

Él le sonrió y le enseñó la cajita de terciopelo rojo, mostrando un brazalete con dijes de estrella. Con delicadeza, le colocó el brazalete besando sus nudillos al terminar, y luego se apoderó de sus labios.

—Eres lo mejor que me ha pasado, muñeca —dijo el ojiazul—. Mi estrella.

—Mi soldado. 

Y sellaron su amor con un beso.


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