Malas decisiones | Niña Mal #3 [Terminada]

💀 Capítulo 60 💀

//Marco Pimentel//

Mègane llora colgada de el ataúd de su madre. Yo ya he perdido todo el líquido que recorría mi cuerpo. Si hubiese sabido que esa noche iba a ser la última que iba a tenerla entre mis brazos, la hubiese apretujado tanto que la hubiese estrangulado. Si hubiese tenido la oportunidad de saber que ése iba a ser el último beso, le hubiera comido la boca hasta arrancársela y tragármela.

¿Qué valía ya la vida? Que podía valer si ya no la tenía. Si la vida estaba con las manos en el pecho, pálida y fría. Cuánto envidiaba a Andrea, a Jared, a Lí, a Rose, e incluso a Mègane. Ellos podían llorar, ellos tenían la fuerza para hacerlo. ¿Qué podía esperar Mègane de mí ahora? Ya ni siquiera soy un hombre, pero tampoco tengo la dicha de ser un fantasma. 

- Vámonos Még. - le dije a mi hija.

- Marco. - comenzó a decir mamá
acercandose. - ¿No vas a ir al entierro?

- ¿Crees que quiero ver como entierran al amor de mi vida? - le grité.

- Marco por favor, escenas ahora no.

- ¡Estoy harto! - grité - ¿Porque yo, ah? ¿Qué hice peor que tú y Andrea, que se drogaban, bebian, se acostaban con todo el mundo, robaban, Andrea hasta mató, ¿Qué hice yo peor que ustedes? Miráme, tan solo era frío y rabioso y terminé peor que ustedes. ¿Porqué la vida me quitó a mi Lou? - dije ya con lágrimas en los ojos -Yo no soy tan malo, yo cambié por ella, por mi hija y mira como acabé.

- Marco. - dijo papá acercandose-No digas eso, tú y yo hablaremos pero mañana, hoy iremos al entierro.

- ¡No!

Tomé a Még y salí de la funeraría, entré a mi auto y salí de allí hasta mi casa.

Ya allá subí con Mégane a mi habitación. Aquella, aún tenía impregnado el olor de Lou, estaban sus cosas, sus fotos. Era lo único que me quedaba, no podía aguantarlo. ¿De qué sirve seguir viviendo?Los recuerdos de Lou y yo rondaban mi mente...

《Keepsake》

— ¿Por qué sientes que la gente está en tu contra todo el tiempo? — preguntó Lou llena de curiosidad.

— ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? — bufó.

— Sólo quiero darte tu almuerzo. — le extendió la bandeja.

— No sé por qué la siguen enviando; nunca la tomo. — dijo de espaldas a ella.

— Porque hay gente que se preocupa por ti.

— ¿Y tú quién eres? — volteó hacia ella con cara de fastidio.

— Me llamo Lou, soy nueva aquí y tú…

***

— ¿Él es el padre? — preguntó la doctora.

— Sí. — contestó Marco antes de que Lou lo hiciera.

— Oh, tome asiento. — le haló una silla al lado de Lou.

Él se sentó con desconfianza.

— Le tengo dos noticias, y las dos son buenas. — estiró una sonrisa — La primera y más importante es que el bebé está más que sano y si sigue así, todo saldrá muy bien.

— ¿Y lo otro? — preguntó seco.

— Eso míralo con tus propios ojos. — le señaló la pantalla. 

Una silueta entre lo naranja dio forma a la cabecita de un bebé. También se notaban sus manitos saliendo de su pequeño torso, un par de piececitos delicados y unos labios finos y aún descoloridos.
Marco quedó embelesado viendo la pantalla, se inclinaba hacia ella al punto que estaba casi por tragársela.