Uno

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"Ligeramente satisfecho" así se sentía el Supremo kaiosama del séptimo universo posteriormente al torneo de la fuerza. Después de todo fue durante su turno que surgieron guerreros como Goku y sus compañeros. Humanos tan inteligentes capaces de crear máquinas del tiempo (fueran o no un tabú) además de tantas cosas que había descubierto en los últimos dos meses. La mayoría de los mortales de su universo eran gente noble aunque otros Supremos kaiosamas, como el del universo once, los considerara simples.

Fue en una reunión organizada precisamente por el Supremo del universo once que todo había empezado. Kai era así. Tenía un carácter fuerte, pero también era muy gentil. Si tenía o se sentía obligado a expresar gratitud lo hacía de la forma más digna posible. Con ese propósito había organizado aquella conferencia. Fue algo incómodo para Shin oír las breves palabras que le dedicó aquel Supremo kaiosama, para demostrar su gratitud por aquel deseo formulado por el ganador del torneo, deseo con el que él, no tenía nada que ver (desde su punto de vista) si había alguien a quién darle las gracias ese era el Androide 17, pero claro eso no llegaría a ocurrir. Era suficiente con que le mostraran su "gratitud" a él, inclinadole ligeramente la cabeza a través de esas pantallas.

Él único que, en esa oportunidad, no actuó de acuerdo al motivo de la conferencia fue el supremo del noveno universo, pero ¿qué más se podía esperar de él? Un discurso de palabras poco amables salió de su boca, mas el Supremo del séptimo universo sabia ignorar ese tipo de cosas, sin embargo, una frase le quedó haciendo ruido en la memoria: "nadie nunca te respeto y si no fuera por que tu universo ganó el torneo de la fuerza tampoco ahora te respetarian" Después de unas disculpas de quién organizado el evento la conferencia término.

Para el Supremo del universo siete, jamás fue un secreto el desprecio que los otros sentían por él, después de todo no llegó a ese cargo como lo habían hecho ellos. Él simplemente era, en aquel momento, la única opción. No terminó sus entrenamientos por aquel terrible acontecimiento y nunca tuvo a alguien que le terminara de enseñar. Los libros de su biblioteca no eran lo mismo que tener un maestro, pero no le quedó otra opción más que hacer lo que podía con lo que tenía y solo, pues la ayuda del dios de la destrucción fue siempre nula y la verdad es que lo prefería de ese modo.

Por cinco millones de años se mantuvo tan lejos del destructor como le fue posible, tenía que verle cada mil años por obligación, mas rara vez coincidía que el dios estuviera despierto para la fecha. Aún así siempre acudía a dicha reunión,aun que con poco ánimo. Jamás, en las ocasiones que lo encontró despierto, discutieron algo respecto al universo que tenían a cargo. Eran unas reuniones silenciosos e incómodos. Se quedan callados el uno frente al otro por tanto tiempo como pudieran soportar la situación. Para finalizar soltaban unas insípidas palabras formales y se marchaban sin siquiera verse a los ojos.

"Ligeramente satisfecho"así se sentía con respecto a su universo, a su desempeño como Supremo kaiosama después de todo él llevaba solo el peso del universo siete sobre sus hombros desde que asumió su cargo, mas no se sentía así hacia si mismo. Se sentía mediocre, débil y aunque le costará trabajo admitirlo sabía bien que le faltaba carácter y prueba de ello habían muchas. Podía infundir respeto ciertamente, sosteniendo una falsa imagen de poder como lo hizo cuando conoció a Gokú, mas no podía sostener esa fachada por mucho, su carácter dócil, servicial y gentil pronto salian a flote dejando en evidencia su "debilidad" y esto le molestaba mucho más desde que por casualidad escucho una conversación entre Gohan y Piccolo.

Sucedió casi mes y medio después del torneo de la fuerza, tras el cual se había propuestos mejorar su universo por lo que comenzó a explotarlo con detenimiento muchas veces en compañía de Kibito y otras solo, en una de esas ocasiones que recorría en soledad un planeta con potencial para albergar vida, se encontró con una pequeña banda de rufianes que había hecho de aquel mundo su guarida. Eran fuertes y poseían una magia extraña, los observó por un tiempo y decidió pedir ayuda, pues solo sabía que no podría con todos, por esto pensó en ir por Goku o algunos de sus amigos y así fue como llego al templo de Kamisama donde, para su suerte, encontró a Gohan y Piccolo a quienes se aproximó sin hacer ruido (hace mucho tiempo había tomado ese hábito debido a ciertas circunstancias) fue así que pudo oír de lo que hablan sin ser percibido. La charla era respeto a como se había desarrollado el torneo y los motivos por los culés llegaron a enfrentar aquel predicamento, nada extraño hasta que comenzaron a hablar de Bills y posteriormente de él. Se alegró de oir que lo consideraban un ser de corazón noble y entregado a su labor,
pero oír que era débil tanto física como mentalmente no fue para nada grato."Faltó de carácter, incapaz de imponerse" entre otras frases que prefirió no oír, lo golpearon en su orgullo muy fuerte. Iba a retirarse cuando el pequeño Kamisama se encontró con él. El pequeño Dende lo saludó alegremente preguntándole qué hacía allí.

Completamente desalentado de pedir ayuda, prefirió mentir diciendo que buscaba algunas semillas del ermitaño, así fue como terminó de vuelta en su planeta con unas cuantas de esas semillas y la sensación de ser un Supremo Kaiosama menos que mediocre. Unas semanas después de ello las palabras del Supremo del noveno universo llegaron para aplastar,su ya herido amor propio,contra el suelo.

Hasta ese momento había estado posponiendo el asunto de aquel mundo, pero aquellas palabras lo hicieron tomar una decisión
(probablemente no muy sensata) iría y resolvería él mismo aquél problema, con el único propósito de demostrarse así mismo de que no era débil y de que podía hacer más. Lo había hecho antes, mucho tiempo atrás se encargó solo de un adversario que si bien no era fuerte si resulto bastante problemático ¿quién mejor que él sabía eso? Después de aquello el dios de la destrucción le prohibió meterse en ese tipo se asuntos,pero jamás le hizo caso del todo.

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora