Veintiuno

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"Confundido" esa era la palabra que definía al Supremo kaiosama. Saber que el dios lo había besado (cosa que confirmó con Kibito al día siguiente) convirtió todo en un laberinto del que no encuentraba la salida. Después de horas de reflexión acepto todavía sentía algo por Bills, pero tambien sentía algo muy fuerte por Tapion y había empezado hace mucho tiempo atrás. Aunque se habia intencificado en los últimos meses y le pesaba en el corazón en ese momento. Pero desde ese día en el Planeta Rame, Tapion estaba más lejano. Era gentil,
amable y educado con él, como siempre, pero distante. Como si un muro invisible se hubiera alzado entre ambos y eso lo entristecia. Extrañaba sus abrazos, sus caricias de cumplido, dormirse junto a él en el sofá o en la hierba; extrañaba su contacto y a la vez deseaba locamente ver al dios.

Los días pasaban y nada cambiaba. A ratos quería preguntarle a Tapion que le sucedía, aunque se hacia una idea muy clara de lo que era de modo que prefería no hacerlo. A ratos quería ir al templo del dios y preguntar a qué se debió ese beso, pero temía que solo fuera un capricho. A ratos quería, también, salir corriendo o volando al lugar más apartado del universo y quedarse allí para olvidarse de todo. Como añoraba que todo volviera a hacer como antes, cuando creía estar seguro de que sus sentimientos por el dios estaban muertos y cuando él actuaba como un cretino a menudo golpeandolo y regañandolo por todo. Las cosas eran más fáciles entonces.

No es que extrañara los maltratos es que esa actitud del dios le hacía todo más llevadero, pues le hacía más simple creer que todo siempre fue una mentira. Durante esa semana no pudo evitar preguntarse si el dios había tomado esa actitud a propósito. Casi dos semanas, después de lo del planeta Rame  decidío ir a hablar con la única persona que sentía podía hacerlo. Aunque una vez allí temió que el dios estuviera despierto.

Fue una completa sorpresa para el ángel, sentir la presencia del Supremo Kaiosama en su mundo y decidió salir a su encuentro.

-Buenas tardes ¿qué lo trae por aquí?- le dijo al Supremo que lo miraba como queriendo preguntar algo sin atreverse.

-Buenas tardes- respondió rascándose la mejilla.

-Si a venido a ver al señor Bills, debo decirle que el sigue dormido- le dijo el ángel y noto el alivio en el rostro del supremo- No a venido a verlo a él entonces...¿puedo saber el motivo de su visita?

-Bueno...yo...vine a verlo a usted.

-¿A mi?- exclamó con sorpresa.

El rostro del ángel adquirió una expresión algo boba. Jamás se esperó esa respuesta ¿qué podía querer el Supremo Kaiosama con él?

-Es que no tengo con quien hablar y creí que usted y yo podríamos tener una charla- le dijo el Supremo Kaiosama tímidamente- Bueno sino está ocupado...

El ángel lució algo decepcionado y luego miró hacia el palacio tras él como analizando algo.

-No creo que algo malo pase si me ausentó un par de horas- pensó-Sí claro que podemos hablar, pero no aquí. Venga vallamos a la tierra hay unos sitios muy agradables para conversar- le dijo tomándolo del brazo para "arrastrarlo" hacia un espacio más abierto y partir hacia la Tierra.

Casi 40 minutos después estaban en casa de Bulma, hubieran podido usar la teletransportación, pero el angel incistio en llevarlo él mismo hasta allá. Tras una pequeña charla con la mujer está llamó a uno de sus choferes, le dió un montón de billetes al ángel y siguió con lo suyo. Estaba muy ocupada según parecía. El chofer traslado a ambos, en un lujoso automóvil, hasta una cafetería de aspecto algo cursi. El ángel parecía haber estado allí antes, pero para el supremo todo era nuevo, curioso y extraño en cierta forma. El ángel lo condujo hasta un cubículo con una mesa pequeña rodeada de un sofá en forma de "u" de color rojo. Se sentaron uno frente al otro y una muchacha llegó a darles una "carta" de la que el ángel pidió todo y le entregó todos los billetes a la desconcertada camarera.

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora