Veintitrés

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El dios despertó abruptamente después de tener ese sueño otra vez. Se quedó completamente inmóvil tratando de recordar como rayos terminó en su cama, si lo último que estaba en su memoria era estar hablando con el Supremo Kaiosama y luego... no había nada más.

Quizá fue Shin quien lo llevo allí o tal vez el ángel fue a buscarle. El ángel, claro estaba de vuelta en su planeta y tendría que verle la cara otra vez, pero ¿cómo poder escapar de ese encuentro? Era inevitable y si iba a hacer, mejor hacerlo de una vez. Se encaminó hacia la sala y a medida que avanzaba hacia allá, el suculento aroma de la comida del angel le iba entrando por la nariz y abriéndole el apetito. Así terminó de pie bajo el umbral de la sala donde había ahora una mesa con un auténtico banquete dispuesto para él.

-Buenas tardes, señor Bills- le dijo el ángel tan natural como siempre- El Pez Oráculo vaticinó que usted despertaria hoy así que decidí...

-Crees que esto es suficiente para hacer las paces conmigo, Whis?- le interrumpió el díos.

El ángel lo miro fríamente.

-Este es mi trabajo, señor Bills-le dijo-Nada más...

-Tu trabajo ¡ja!- exclamó el dios y se cruzó de brazos- Tú no eres un guía, ni un maestro...lo que tú eres es ¡UN TRAIDOR!

-¿Un traidor?- repitió el ángel algo confundido- ¿Quiere decir que he faltado a mis compromisos? ¿o que viole su confianza? ¿es eso, usted, siente que falte a su confianza? Me siento verdaderamente halagado, nunca pensé que usted me estimara de esa manera, pero no señor Bills, yo no le he traicionado. Al menos no creo haberlo hecho.

El dios iba abrir la boca para refutar aquellas palabras cuando el Supremo Kaiosama y Tapion aparecieron en la sala.

-Whis tengo que pedirle algo muy importante- exclamó el supremo con celeridad, sin notar si quiera la presencia de Bills.

Fue la mirada del ángel la que le señaló, a Shin, que el dios estaba tras él.El supremo volteo y solo entonces soltó la mano de Tapion quien le dirigió una mirada algo hostil a la deidad y fue retribuido de igual manera.

-Hola señor Bills- le dijo Shin.

-Hola, chic... Supremo Kaiosama- le dijo el dios.

-Whis tengo algo muy urgente que hablar con usted.

-Desde luego, acompáñame-le pidió el ángel y le indicó que lo siguiera.

"Whis"¿Desde cuando el Supremo Kaiosama llamaba por su nombre al ángel? Se pregunto el dios. Para colmo Tapion se quedó allí, a metros de él, esperando el retorno del supremo y algo más el ángel, se fue con el shin-jin sin siquiera pedir su aprobación ¿Pero que demonios pasaba? Se contuvo y se sentó a la mesa para empezar a comer cuidando sus modales, pues ese sujeto estaba ahí. Lo odiaba realmente lo odiaba y si no fuera por el supremo Kaiosama lo hubiera borrado de la existencia.

Shin explicó al ángel lo que sucedía con el hermanito de Tapion y este, que ya sabía del asunto, le dio sus impresiones. También le dió una nueva ocarina y le pidió que le trajera la de Tapion, cosa que este hizo con prontitud. Una vez terminaron con el asunto volvieron a la sala.

-Si aún esto no fuera suficiente,
seria conveniente que nos llamaran de inmediato- le dijo el ángel a Tapion, luego se inclinó sobre el hombro de este para decirle algo al oído.

El rostro de Tapion reflejo una gran consternación, lo que le haya dicho el angel no era bueno pensó Bills.

-Téngalo en cuenta- agrego el ángel con una expresión entre la tristeza y la resignación.

-¡Bien! Vamonos- exclamo el Supremo Kaiosama extendiendole la mano.

El dios miro a Shin fijamente. Verlo junto a Tapion le irritaba sobremanera, pero en ese momento él tenía algo ajeno a los celos en mente (o quizás no tan ajeno) y eso era obtener su respuesta a la pregunta que el Supremo no contestó en el planeta Rame.

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora