Dieciocho

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Tapion le pidió un beso y él se lo dio, pero no fue cualquier beso sino el primero de todos los besos. La pregunta que el Supremo Kaiosama se hacía horas después, ya de vuelta en su mundo y recostado en su cama, era ¿por qué?¿por qué beso a Tapion? No podía negar que fue algo muy agradable, placentero y que le entibió el corazón, pero no encontraba respuesta satisfactoria a esa pregunta. Así que partió por otra ¿qué sentía por Tapion? Dando vueltas en la cama no llegaba a ninguna respuesta así que decidió levantarse. Paso por la habitación del Konatsiano y lo vio dormir junto a su hermano. Después de un momento cerro la puerta de la habitación procurando no hacer ruido y luego siguió su camino. Quería hablar con alguien respecto a su atribulado corazón, pero ¿con quién? Kibito era de su confianza, sin embargo, él jamás le permitió cruzar la barrera de Supremo Kaiosama y asistente.
Kibito era muy estricto en eso. Siempre lo fue, aun siendo el asistente del Sagrado Kaiosama y en cuanto al antepasado, después de una charla en la que le daba consejos para "conquistar" chicas, decidió que jamás le contaría un problema romántico. Así que no tenía nadie con quien hablar. Decidió entonces ir a su lugar especial. Salio volando por una ventana hacía el monumento de sus compañeros y maestro.

Poco antes de de llegar percibió una presencia allí. Una que lo tomo por sorpresa. Descendió a varios metros de distancia, para acercarse caminando hasta la solitaria figura que estaba sentada sobre la hierba, en la pendiente que bajaba al monumento.

-Buenas noches, Supremo Kaiosama- dijo el ángel antes de que este le hablara.

-Buenas noches- le respondió Shin bastante desconcertado de encontrar allí al ángel y aún más peculiar era que estuviera solo.

-Disculpe mi falta de tacto,
pero ¿qué hace aquí?

-Vine a restaurar este monumento que el señor Bills destruyó- respondío ligeramente nervioso.

-Pero si lo hizo hace mucho-le dijo el Supremo viendo al ángel con una expresión de intriga.

-¡Oh claro! Eso lo descubrí cuando llegué. Es que por todos los acontecimientos de aquel día se me había olvidado ese detalle- declaró el ángel cubriendo su boca con la mano, mientras soltaba esa risita que lo caracterizaba.

El Supremo Kaiosama no parecía muy convencido y su expresión lo reflejaba bastante bien.

-Será mejor que me vaya-dijo el ángel poniéndose de pie.

-¡Espere por favor!- le pidió Shin- Podría quedarse un momento...es que...me gustaría hablar con usted.

El ángel lo miro intrigado mientras él se sentaba a su lado.

Nunca trato mucho al ángel,
nunca cruzaban más de algún saludos o diálogos que no fueran necesarios, pese a eso tenía una opinión muy buena de él. Le inspiraba confianza de algún modo y su naturaleza neutral lo hacía un buen candidato para hablar. Realmente necesita hablar.

-Digame, señor Whis ¿usted se a enamorado alguna vez?

Fue una pregunta inesperadamente directa que no solo desencajado al ángel también lo hizo ruborizar.

-¡Ay, pero como me pregunta eso!- exclamó el ángel con una mano en su mejilla.

-Es que tengo dudas respecto a esos temas- confeso el Supremo Kaiosama abrazándose las piernas y escondiendo el rostro en ellas.

-¿No me diga que tiene problemas sentimentales?

-No se burle esto, es serio y no tengo nadie con quien hablarlo- le pidió Shin algo molesto.

-Para ser honesto creo que si estoy enamorado- dijo el ángel en un tono algo más serio.

La declaración tomo por sorpresa al Supremo Kaiosama que se le quedó viendo.

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora