zero absoluto

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¿Cómo pudo confiarse de esa manera? Fue el primer reproche que se hizo el dios.El sagrado kaiosama nunca lo llamaba sin tener un buen motivo para hacerlo,pero él no le había tomado el real peso al asunto.Ahora todos corrían peligro,pero lo más relevante es que Shin,corria peligro. Si algo llegaba a pasarle nunca se lo perdonaría.

-¡¡más rápido,Whis!!-le decía al ángel cada tanto.

-le juro que voy a toda velocidad-era la tranquila respuesta del ángel a su angustiosa situación.

En que demonios estaba pensando,debio haberse ido con él y decirle quien era.Quiza lo hubiera rechazado,pero al menos estaría allá. Shin y todos estarían seguros. Tenía que darse prisa la supremo kaiosama del oeste ya no estaba y seguro el chico, nunca se lo iba a perdonar,pero no importaba si lograba salvarlo y salvar a los demás.

Al principio creyó que era producto de esa neurosis que lo atacaba en los momentos más tensos,pero eso jamas lo aletargaba.Empezó a sentirse muy fatigado casi de la nada,la vista se le nublo y los párpados le pesaban.Sentía como sus miembros iban perdiendo fuerza y de pronto su mano sólo se desprendió del hombro del ángel ¿por qué justo en ese momento? No había dormido como acostumbraba en más de mil años y eso le pasaba la cuenta, en el peor momento posible.Por suerte para él,su ángel logro sujetarlo a tiempo.

-salvalo a él,Whis-le dijo casi en un susurro-salvalos a todos...

Después de eso el mundo se volvió oscuro. El ángel lo cargo bajo el brazo como un costal y siguió su camino hacia el planeta supremo. Él lo sintió,supo cuando cayó el supremo kaiosama del norte y cuando el del sur desapareció. No tuvo oportunidad de impedir nada,
ni siquiera de retroceder el tiempo para salvar al sagrado kaiosama. Todo lo que pudo hacer,desde la distancia para evitar lo vieran, fue volver invisible al supremo kaiosama del este,para que Bibidi y Majin buu no lo vieran y se retirarán. Así pasó y una vez se fueron él,se acercó.
El joven shin-jin estaba inconsciente,lo curó con su báculo,pero no lo limpio ni le restauro las ropas,pues no quería que sospechara de que alguien lo había ayudado. Una vez realizado su labor,
simplemente se retiró. Regreso al templo del dios donde dejo a este en su cama y se retiró a ocuparse de sus asuntos,sin embargo,se quedo con una sensación extraña, como si se hubiera clavado una espina en algún lugar del pecho.

Unas horas después el supremo kaiosama del este despertó.
Estaba solo,tirado en el suelo y el último de sus recuerdos fue la primera visión que vino a su mente causando que sus ojos se llenaran de lágrimas. Tenía en su pecho un sentimiento nuevo pero terrible,que le causaba un dolor inmenso que le quitó el aliento y se llevó cualquier rastro de alegría en su vida. Dolía,dolía como si una garra al rojo vivo le oprimiera el corazón. Dolía y también lo enojaba y fue ese enojó lo que lo puso de pie e hizo dar un grito visceral,en el que descargo todos esos sentimientos oscuros que le estaban embargado. Se quedó alli,
durante varios minutos hasta que decidió ir a buscar algo de sus compañeros.Cuando un shin-jin muere su cuerpo se desintegra,pero él anhelaba encontrar algo que mitigara su dolor,su tristeza,su rabia.

En los campos de hielo,donde la supremo kaiosama del oeste cayó, no había nada,pero en el lugar de la caída del supremo kaiosama del norte encontró su espada. La tomo en sus manos con una sensación entre la resignación y la indignación.
Recordo las palabras que una vez el dueño de la espada le dijo respecto al dios de la destrucción y después de esos acontecimientos le dió la razón,aunque él ya no escuchara.

Nunca fue muy bueno con las armas,la verdad ni siquiera le gustaban,mas era todo lo que quedó de lo que hasta hace unas horas era su vida. Se secó las lágrimas y materializó una funda para la espada,la que luego se colgó en la espalda.

"No se puede contar con el dios de la destrucción y es deber de un supremo kaiosama cuidar de la paz de del universo,no hay opción,lo haré yo mismo."

Ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora