El destino de veras puede ser tan caprichoso, hace una noche estaba pasando la mejor noche de mi vida junto a ese azabache que me tenía loca y ahora me encontraba acá en la entrada del aeropuerto esperando a mi prometido. Aun no entiendo como toda mi felicidad se pudo transformar en un mar de nervios, no por el hecho de que le ocultaba algo tan importante a Ash sino por el hecho de lo exasperante que podía ser Khristophe.
Estoy decidida en terminar en esa farsa que mis padres montaron, no quiero vivir más en una mentira y tampoco quiero perder los colores que encontré en esta ciudad gracias a su cálida sonrisa. El hecho de que le he ocultado todo esto de quién soy y de no haber podido confesárselo anoche me llenaba de ira.
Hoy sería el día de la verdad y mi vida daría un cambio radical, no planeo disfrazar la verdad y deseo dar todo lo que soy a esa persona que tanto me ha dado en tan poco tiempo. En ese momento los andenes del aeropuerto hacían su anuncio de que el viaje más reciente desde ciudad Goldenrod llegaba sin problemas. Espere pacientemente por la persona que me tenía en esta encrucijada y en pocos minutos vi su silueta entre los pasajeros que llegaban.
Como siempre lo vi discutiendo con el personal de servicio en este caso de la aduana, hoy era tan fácil verle esos defectos luego de haber convivido con él durante tantos años. Khristophe siempre fue una persona demasiado soberbia aunque nunca lo notara hasta hoy, puedo decir que el color gris de mi vida no me dejaba ver tan claramente como lo hago el día de hoy. Note como el dejo de discutir al verme y decidió caminar hacia mí.
-Hola Serena.- En efecto, él así era de seco conmigo, no sé si será por el hecho de que siempre tuvo miedo a mi rechazo o porque de alguna manera le intimidaba.
-Hola Khristophe. ¿Tuviste un buen viaje?- Me aventure a averiguar acerca de esa discusión que él tuvo con los encargados de la aduana y como efecto a mi pregunta su semblante cambio a ese que estaba acostumbrada a mis años en Kalos, un gesto de repulsión y desprecio.
-He tenido mejores viajes amor mío. Esos estúpidos no saben tratar a las personas. ¿Será que todos los campesinos de esta región se comportan así? Lo único que me trae a este lugar eres tu.- Vi como él se acerco a darme un beso como nos acostumbrábamos a hacerlo pero en ese instante el rostro de Ash vino a mi mente y sin razonar negué los labios de quien es en ese momento mi prometido. Note su cara de consternación y de molestia pero no iba a dudar en confrontarlo.
-¿Que te sucede Serena?-
-Sabes que no me gusta los besos en público, soy una mujer recatada y lo sabes.- De hecho no es que me disgustara....claro si fuese Ash, pero desde que he estado bajo su cortejo he evitado ese tipo de afecto de él frente a las demás personas, nunca me sentí cómoda así.
-Discúlpame...pero es que ya esta próxima nuestra boda, no creí que te siguiese disgustando.- Esa palabra relacionada a su presencia me daba pavor ahora que Ash había llegado a mi vida.
-De hecho eso quiero hablar contigo Khristophe. ¿Te parece si vamos a un lugar a platicar?-
-Por supuesto.- Con ese pequeño intercambio de palabras decidimos partir en mi auto hacia el centro de la ciudad. Mi meta era clara, cancelar mi compromiso y vivir toda mi vida junto a mi adorada persona especial. En ese lapso de tiempo, me conto acerca de sus negocios de Johto los cuales habían salido de maravilla. Según me comento hizo negocios con un poderoso magnate de Kanto que ofreció una audiencia con él. Si soy sincera poco me interesaba lo que él me pudiese decir en ese momento, solamente quería ya deshacer todo mi pasado y construir mi nuevo futuro donde estaba más que segura que él me acompañaría. Llegamos a un café cercano a mi trabajo el cual he frecuentado desde que llegue a Kanto. Nos sentamos en una de las mesas y ambos pedimos un café. Era hora de comenzar y no iba a dejar que nada me lo impidiese.
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Deseos Congelados en el Tiempo.
Romantik"Serena es una joven que vive el día a día sin colores, sin emoción ni deseos. Sonrisas falsas por aquí y por allá era su diario vivir. Complacer a los demás antes que a ella sin sentir satisfacción. Lo que ella no sabe es que la vida puede cambiar...