La tormenta en nuestras vidas.

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Desperté esa mañana de miércoles algo atolondrado por todo lo que ha sucedido en estos últimos días. La plática con el profesor Oak realmente me había dado el valor suficiente para confrontar al amor de mi vida, al pensarlo de esa manera suena realmente cursi pero que puedo decir, solamente soy un hombre enamorado.

Estos días he entendido lo que es sufrir por amar y realmente ahora comprendo las situaciones de muchos de mis amigos en el rubro del amor. Los rayos del sol volvían a tocarme mientras atravesaban la ventana de mi viejo cuarto de mi primer hogar. Mi visita no podía esperar mucho ya que solo tenía hasta el día de hoy para poder cumplir con aquello a que le he huido cobardemente desde hace dos años.

"No fue tu culpa Ash."

"Fuiste el mejor compañero posible."

"No debes de culparte por lo que sucedió, fue un accidente."

Las palabras de mis compañeros de trabajo aun resonaban dentro de mi alma y corazón. Esas frases no podían calmar mi culpa la cual aun me carcomía mi espíritu el cual desde aquel momento donde se congelo en el tiempo.....hasta que la conocí a ella. Su simple sonrisa me devolvió la vida e hizo arder mis ganas de vivir como hace tiempo no experimentaba, sus besos me dieron el aliento que necesitaba para existir y sus ojos me transformaban en el soñador empedernido del cual mis amigos por lo regular se burlaban. Serena era eso y mucho mas en mi vida y no iba a rendirme no importa si tenía que enfrentarme al mundo entero por ello yo me aseguraría de salir victorioso. Mi fe en ella me sigue motivando ya que me rehusó a creer que todo lo que hemos vivido sea una mentira.

Con esos pensamientos era ya el momento de despedirme de mi viejo hogar, todo el día de ayer me dedique a limpiar mi casa la cual estaba un poco sucia, a pesar de que fue una labor dura me sentí muy feliz de hacerlo, solo recordar también el chiquero de mi departamento me hacía no querer volver pero era necesario hacerlo ya que volvería a la vida después de mi muerte en Ciudad Azafrán. ¿Cuántas veces he muerto en esa ciudad lúgubre? La primera fue en Silph y la segunda fue en ese restaurante, a lo mejor la tercera resurrección es la vencida.

Cerré con llave la puerta que me veía partir todos los días a la escuela y con una sonrisa llena de nostalgia salí de mi casa. Lo primero que hice fue tomar a mi vieja amiga e ir a la florería del pueblo la cual no estaba muy lejos. Cuando llegue al lugar vi como la dueña del lugar me observo con gran alegría ya que éramos conocidos mi familia y la de ella.

-¡Ash que sorpresa! ¿En qué te puedo ayudar?-

-Hola señora Rosewood, quisiera comprar 3 ramos de flores.- La señora entendió al instante para quienes eran dos de esos ramos ya que he sido su cliente desde la muerte de mi padre.

-¿Rosas rojas y Claveles blancos no es así?- Verla con los dos ramos prácticamente listos me hizo feliz, esas cosas pequeñas de la vida son las que dan sentido a nuestra existencia.

-Gracias señora Rosewood.-

-¿El tercer ramo es para una chica de casualidad? Los jóvenes crecen tan rápido, me hubiese gustado que mi nieta se casara con alguien como tu.- Las palabra de la señora me hacían sonrojar, ella siempre fue así de especial.

-De hecho no son para mi novia. Son para alguien más....- Al notar mi semblante de tristeza ella capto mi dolor.

-¿Qué tipo de flores necesitas Ash?

-Lilas.-

Con los tres ramos empacados me despedí de la señora Rosewood y me monte en mi motocicleta y empecé mi viaje hacia Ciudad Lavanda. La última vez que estuve ahí fue hace dos años y ese mismo día decidí huir para nunca volver según lo que yo pensé.

Deseos Congelados en el Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora