Islas Espuma I: El lugar donde el engranaje de mi destino empezó a girar.

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Llegamos a casa luego de todo ese embrollo que mi amada se metió por el imbécil acosador que tiene, realmente tenia deseos de que llegáramos a nuestro hogar. Sentir sus brazos alrededor de mi torso aun a pesar de que ya no estábamos en movimiento me parecía realmente tierno de su parte. Baje suavemente de mi vieja amiga mientras tome su mano, vi su rostro el cual aun tenía un semblante de melancolía, al parecer ella aun tenía una impresión fuerte de lo que sucedió hace unos minutos.

-¿Quieres hablar de lo que sucedió?- Ella me negó tiernamente con la cabeza la cual aun tenía el casco que le había regalado, procedí a quitárselo y a acariciar su bello rostro el cual me tenia hipnotizado con esos bellos ojos azules.

-Te hará bien, vamos adentro.- Ella aun tenía un shock fuerte con respecto a su familia, a pesar de quererlo ocultar con ese grito de amor que me brindo cuando íbamos en la calle, sabía que no era fácil enfrentar a su propia familia.

-Yo...no quiero.... ¡Queeeeeeeeee!- A veces mi paciencia es muy corta, sin que ella pudiese reaccionar la tome de las piernas y la cargue como la princesa que ella es en mi vida. Su sonrojo era tan visible a pesar de que la noche era oscura al haber nubes que cubren la luz de la luna.

-Tú me escuchaste, ahora me toca a mí.- Ella no respondió, simplemente aferro su rostro a mi pecho y empezó a echar un par de lagrimas las cuales sentí perfectamente. Su tristeza era mi dolor también, no iba a permitir que nadie le quitara esa dulce alegría que ella emana siempre que está conmigo.

Sentir como ella aun se aferraba fuertemente mientras entrabamos, me hacía pensar que ella debió de haber sido una niña muy consentida desde pequeña. ¿Su padre siempre fue así? Tengo buen ojo para las personas y a pesar de que ese hombre podía verse como orgulloso y déspota, sentí algo diferente en su persona. No creo que una persona cruel como él sea el padre de un ángel como el cual tengo en mis brazos. Hablando de seres celestiales, ella me volteo a ver tiernamente ya pudiendo controlar sus emociones un poco y sin que yo opusiera resistencia empezó a besarme mientras colocaba sus brazos en mi cuello.

-Te amo Ash.- Esas palabras eran suficientes para que yo pudiese conquistar el mundo si ella me lo pedía.

-¿Eres muy consentida, los sabias?-

-Quiero que tú me consientas....solo tú y nadie más.- Tenia esa facilidad de hacerme sonreír y solo pude guardar silencio para poder sonreírle y entrar a nuestro apartamento.

La noche entre ambos pasó en un agradable silencio, ya era la hora de dormir pero teníamos que conversar seriamente para llegar a una solución de todo ese problema. Ella ya estaba sentada en la cama y simplemente seguí sus pasos y me senté a la par.

-Imagino que deseas que conversemos de todo lo sucedido. ¿No es así Ash?-

-Por supuesto. No podemos encontrar una solución si no conocemos nuestros problemas.- Vi como ella agarro la almohada y la abrazo fuertemente hacia su pecho mientras trataba de contener su tristeza.

-No puede ser que seas el único que me vea débil, no puede ser que eres el único de los dos que salva al otro. Siempre que estoy en el punto más bajo de mi vida, ahí te encuentras tu para llevarme a lo alto, no es justo.......- Debo de admitir que la serie de coincidencias en las que me la he encontrado hacia que sus palabras cobraran razón, ella es orgullosa, lo sé desde que la conocí, pero sé también que ella se siente así porque no solamente le gusta recibir, se mas bien que a ella le gusta mucho mas brindar una sonrisa a alguien más que a ella misma. Tome su mejilla y empecé a secar las lagrimas que recién se le formaban en sus bellos ojos que tenía el mismo color y profundidad que el océano.

Deseos Congelados en el Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora