Capitulo 3:
La lluvia aun mojaba la región de Kanto, bendiciendo a los granjeros de la zona y empapando a los citadinos como lo soy yo desde que nací. Los climas lluviosos nunca fueron lo mío, una de las razones por las cuales acepte mi actual puesto fue por el hecho de que Kanto era una región cálida la mayoría del año, pero ahora que lo pienso bien, si es mentira o no lo que leí en aquel momento, agradecía que me hayan dicho la verdad o que me hubiesen mentido. Aquí lo conocí a él, en un día igual de gris.
Otra semana había pasado desde que tuve mi otro encuentro preparado o por mi mala suerte o siendo más positiva por el destino con ese joven.....con Ash. Pensar en su nombre e imaginarme su sonrisa era ahora mi pasatiempo favorito al no tener mucho que hacer en la oficina. Soy una chica responsable por lo tanto mi tiempo libre a veces era mucho al cumplir todo incluso antes de tiempo, agradecía también ese detalle ya que podía darle rienda suelta a mi imaginación que últimamente ha estado demasiado activa para lo que yo recuerde. Al sentir el rubor en mis mejillas no podía más que presionar mi pecho el cual parecía no ser suficiente para contener mi corazón que saltaba con cada memoria remembrada.
No solamente eran esas dos veces que él me salvo, me prometí a mi misma ser su mejor clienta y de hecho al siguiente día fui a la estación de servicio a verlo a él primeramente y a salvarlo de cualquier sanción de la cual pudo haber padecido por mi culpa. Cuando llegue en mi auto, vi como el terminaba de atender a otros clientes con la gasolina. Me cole exitosamente en la fila que Ash atendía, abrí el vidrio y pude verle al fin sin ser la damisela en peligro. Él me sonrió y me saludo de la manera que a mí me encantaba, no sé si era porque era su deber o porque genuinamente lo sentía, podía apostar que eran ambas pero me incline al final más por la segunda.
Empecé a reírme en mi oficina al recordar lo que sucedió luego, le pedí que llenara completamente mi tanque de gasolina. Vi su expresión de sorpresa y creo que hasta de nervios, se veía demasiado tierno. Al parecer no era algo usual en la estación y vi como los otros dos empleados lo quedaron viendo boquiabierto, nunca pensé que causaría tanto revuelo por lo que me prometí pero note que era algo positivo y me felicite a mí misma.
Cuando término de llenar mi tanque, quise conversar con él pero note que había muchos clientes detrás de mí. No quería interrumpir su trabajo pero aun así no quería tampoco irme sin hacer nada. Me despedí de él con un hasta luego el cual me correspondió e hizo que un pequeño gemido de felicidad saliera de mi boca cuando cerré el vidrio. Ese día trabaje más animada que nunca y por eso el hoy de mi predicamento, adelanté tanto el trabajo que quede en la situación actual. Al terminar mis pensamientos sobre ese joven note como mi secretaria personal entro a sacarme de mi pequeño mundo.
-Señorita Yvonne. Le recuerdo que hoy tiene una reunión de negocios con el gerente de exportaciones de Ciudad Carmín.
-Muchas gracias, pero te he dicho más de una vez que me llames Serena.- Era una chica más joven la que tenía en frente. Recién había aplicado para el puesto ya que mis jefes insistieron en que ocupaba una asistente personal aunque no fuese el caso pero decidí ceder para quitármelos de encima.
-Pero señorita Yvonne...no es correcto....- Me disgustaba muchas veces que la gente fuera tan formal conmigo, era de las cosas que más odiaba.
-Se siente incomodo, imagino que no te gusta que te anden diciendo señorita Berlitz en cada momento.- Podía ser una mujer intimidante muchas veces pero hice nota mental que debía de cambiar un poco ese aspecto en mi persona. Quería ser una mejor persona así como el me había inspirado a serlo.
-De acuerdo....Seño...es decir...Serena.- Así estaba mejor. La joven salió de mi oficina luego de recordarme de mi odioso compromiso. ¿Por qué era así se preguntaran? Había escuchado rumores de que el hijo del gerente de exportaciones recién iniciaba, aunque de lo peor que escuche eran los rumores que lo hacían famoso de ser un mujeriego y un acosador de primera. Siempre fui de las personas en no tomar nunca los rumores en serio. Ese día no pude estar más equivocada.
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Deseos Congelados en el Tiempo.
Romansa"Serena es una joven que vive el día a día sin colores, sin emoción ni deseos. Sonrisas falsas por aquí y por allá era su diario vivir. Complacer a los demás antes que a ella sin sentir satisfacción. Lo que ella no sabe es que la vida puede cambiar...