C A P í T U L O 14

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-Joder, qué frío hace -soltó Law subiéndose la bufanda.

-Normal, es invierno. -ambos caminaban juntos por la calle. Querían comprar los regalos de Navidad, por lo que tenían las manos llenas de bolsas. Law le recordaba cosas que habían hecho antes del accidente y le presentaba a gente que conocían por la calle. Cuando llevaban un rato andando, comenzó a nevar. El pelo rojo de Kid se tiñó de blanco, y el de Trafalgar, cubierto con un gorro, se mojaba.

-Estás guapo así. -musitó. Kid se sonrojó.

-No deberías decir esas cosas.

-¿Por qué no?

-Porque no.

-Te has sonrojado. -rió el menor, caminando hacia atrás.

-¡Mentira!

-Vale, vale. -Trafalgar subió ambas manos, como mostrando rendición, y luego posó una en la mejilla de su acompañante. -Tienes la cara caliente.

-Es que tú eres muy frío.

-También puede ser.

-Oye, Trafalgar.

-¿Sí?

-Ayer estábamos volviendo de madrugada en el coche, cuando lo del cementerio... Y pasamos delante de un sitio. -Kid se puso el brazo metálico en la cabeza, apartando la mirada. -Estaba como... Chamuscado. Es el sitio, ¿verdad?

-¿El sitio?

-Sí. Ahí pasó todo. -a Law le asaltaron innumerables recuerdos. El porqué había ocurrido todo eso, porqué se había quemado. Asintió. -Quiero ir.

-No.

-¿Por qué?

-Podrías tener un "golpe" por la cantidad de flashbacks. Es peligroso.

-Por favor, Trafalgar.

-Pff... Está bien. Pero como te pase algo, será culpa tuya.

-Siempre tan sobreprotector.

Minutos más tarde, se alzó ante ellos un gran edificio calcinado. Cordones amarillos lo rodeaban y restos de ceniza mezclada con nueve daban la bienvenida a cualquiera que pasase por delante. Kid no dijo nada. Se acercó mucho, muchísimo. Tocó la pared y se dio cuenta de que no se acordaba de nada. Miró su brazo de metal, alzó la mirada y al ver la ventana más alta (rota pero en pie) todo se volvió negro para él, escuchando un sonoro "¡Eustass!" como último recuerdo.

•••

-¿Sabes qué, mujer?

-¿Qué?

-Que eres muy guapa.

-Gracias, hombre. -Robin le giñó un ojo siguió bailando al compás de "¡Sing, sing, sing!" de Benny Goodman. Zoro la observaba mientras ella ordenaba sus libros en la estantería del peliverde, que sostenía una cerveza. A Robin no le gustaba que bebiera tanto. Quería que si tenía que decirle algo se lo dijera él mismo, no el alcohol. Entonces un grito la alertó y dio un bote.

-¡Robin!

-¿Qué?

-¡Mierda, no me acordaba! Vamos, vístete. Nos vamos. -le dijo apresurado. Se levantó y con las prisas se tropezó con una camiseta de la chica que había en el suelo.

-¿A dónde? -inquirió ella.

-¡Pues es obvio! Me debes una cita -le señaló con el dedo, como juzgándole. Robin rió.

Al rojo vivo [KidLaw]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora