Desde que te conocí [Hiccup y tú]

Capítulo 18

________ Haakosson

Irme o no irme de Berk.

Siento que, si me quedo mucho tiempo en el lugar, mi padre será capaz de encontrarme.

Y no quiero eso, no quiero volver a mí antigua vida.

Sin embargo, ahora hay un obstáculo: Hiccup. ¿Cómo no quedarme teniéndolo a él?

Decidí salir de mi cama, al mismo tiempo que me ponía algo abrigador para dirigirme a los alrededores de Berk.

Al salir de mi casa, me di cuenta de que era de noche, muchos dragones dormían sobre los tejados de las demás casas y había un agradable silencio, camine dirigiéndome hacia el mar, al llegar, una fría brisa choco contra mi rostro, en cierto punto resultaba agradable. No dudé en sentarme en la fría arena, lleve mis rodillas a mi pecho y me quedé allí, viendo como las olas oscilaban hasta la orilla.

  —¿Sin poder dormir?— sentí como una voz masculina hablaba a la vez que se sentaba junto a mi. Observé una larga cabellera rubia, sin duda, era Brutacio.

  —Sí, supongo que tú igual, ¿No?

  —Tengo una hermana que ronca como ogro, ¿Qué te pasó a ti? ¿Pensamientos abrumadores?— me miró.

  —Lo definiría más bien como, dudas— sonreí.

  —¿Qué tipo de dudas?

  —Irme o no de Berk— me encogí de hombros.

  —Bien...— Brutacio paro en seco y luego prosiguió deliberadamente—Haz lo que creas correcto, y lo que te lleve a tu felicidad. Supongo.

Miré a Brutacio, el también había quedado hipnotizado al mirar las olas, como yo hace unos cuantos minutos.

  —Siento que...no lo sé, tal vez Berk no es mi lugar pero...— Brutacio me interrumpió.

  —Claro, siempre hay un pero, y supongo que en esta ocasión es un lindo chico castaño, de ojos verdes,— Brutacio añadió riendo— al que le falta una pierna. Debes saber que no estas atada a él y que puedes irte cuando quieras. 

  —Lo sé, pero yo...— suspiré al pensar lo que iba a decir— yo lo quiero— voltee a ver a Brutacio y el sonrió ampliamente.

  —Deduzco que él te hace feliz, entonces, ¿Por qué irte?— volvió a sonreír, no obstante se paro, me dio unas palmaditas en la espalda y se fue dejándome sola en el lugar.

Creo que es momento de irme. 

Hiccup Haddock

No dormí en toda la noche, estaba rodeado de papeles con dibujos y medidas. Estaba decidido a volar siendo humano, solo que, aún no tengo certeza de como. 

  —Hijo, ¿no crees que necesitas un descanso?— mi padre entro en la habitación.

  —Sí, sí, solo necesito...—dije revolviendo los papeles para encontrar lo que necesitaba. 

  —Necesitas comer algo y dormir— Mi padre toco mi hombro, alcé mi mirada encontrándome con la suya, él tenía razón. 

  —Creo que podría continuar con esto en otro momento— me encogí de hombros. 

Mi padre sonrió a la vez que salía de la habitación. Mire el desorden que había causado, y decidí dormir. 

 Al despertar me di cuenta de que era tarde, pero necesitaba ese descanso. 

 Salí de mi hogar, fuera estaba Chimuelo, aparentemente enojado. 

  —Oh amigo, aún hay tiempo de volar— me acerqué a él pero se alejo— Así están las cosas ¿Eh?— sonreí divertido y me acerqué a él— Bien, si no quieres volar, no lo haremos. 

  Me voltee para irme, pero sentí un gran peso en mi espalda y caí al suelo sacando un pequeño grito. 

  —Oh no— comenzó a dejar babas por todo mi rostro y parte de mi ropa y armadura— ¡esto no se quita Chimuelo!— lo empuje y me puse de pie riendo. 

  —Hiccup Haddock, ¿Dónde has estado?— Sabía de quién se trataba. 

  —_______ Haakosson, ¿preocupada por mi?— sonreí y note un rubor en sus mejillas —Estuve dormido. 

  —¿Dormido la mitad del día? ¿una noche...alocada?— pude notar como en la última palabra cambiaba su tono de voz, dándome a entender que se trataba de algo con doble sentido. 

  —Que mente más sucia, señorita.— sonreí— pero no niego el hecho de que, sí, me gustaría una noche alocada contigo— le guiñe un ojo. 

 Ella rió ruborizada. 

  —No dormí porque estuve trabajando en un proyecto...secreto— moví mis manos para darle más misterio. 

  —¿Secreto?— ella alzó una ceja con una sonrisa. 

  —Sí, muy secreto y no lo sabrás— sonreí y ella se acercó a mi. 

Rayos, oh no, no, no. Ella iba a besarme, nunca me negaría, pero estaba lleno de babas de Chimuelo. 

  —Oh, ehh...— me aleje un poco, ella me miro confundida y algo triste. ¿Qué podía decir para arreglar la situación?— Creo que mi padre quería hablar conmigo esta mañana pero me vio ocupado...iré a verlo...nos vemos después...— iba a darle un beso en la mejilla, pero debido a lo anterior, creí que sería raro, así que retrocedí y me fui del lugar, con Chimuelo siguiéndome. 

  —Oh amigo, ahora mismo, soy yo quien te odia— le di un pequeño golpe y pude ver el intento de sonrisa de él.