Capítulo 51

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_______ Haakosson

  —Daven, gracias por la ayuda —le agradecí a mi amigo, que terminaba de dejar la última caja con suministros.

  —De nada, para eso son los amigos —me guiño un ojo.

Nos fuimos a sentar para hablar cómodamente.

  —¿Sigues mal? —preguntó con una notable preocupación.

  —Sí, es solo el estrés —me encogí de hombros— no sabes la falta que me hacen los chicos e Hiccup ahora.

  —¿Aún te preocupas por ellos? Diablos ______, se fueron sin decirte nada —dijo de mala gana.

  —Mis amigos y mi prometido tendrían sus razones, no me enojaré con ellos hasta que los vuelva a ver y que me den una buena explicación —me quejé— Tú como mi amigo deberías apoyarme o algo así.

  —¿No te das cuenta de que no quiero ser tu amigo? —respondió molesto.

Fruncí el ceño involuntariamente, no quería enfrentar este momento.

  —Estoy comprometida con Hiccup y lo amo. Tú lo sabes muy bien —respondí enojada— tengo cosas que hacer, Daven.

  —Sí, disculpa...—bajo el tono de su voz— ¿Quieres que te ayude?

  —Ya has hecho suficiente —suspiré— pero no volvamos a tocar "ese" tema, por favor —dije antes de irme.

Camine hasta llegar a una colina, Moody llegó unos segundos después volando por los aires.

Observé atenta el cielo y luego como el mar tomaba un color dorado. Para mí el atardecer era la mejor parte del día, era un espectáculo hermoso a mi parecer.

Tenía la esperanza de ver pequeñas manchas en el cielo, tenía la esperanza de que ha medida que esas manchas se acercaran pudiera ver dragones, y sobre ellos, que estuvieran montados mis amigos, sanos y sin noticias por las que debiera preocuparme.

Pero no fue así.

La noche cayó, y los chicos aún no volvían a Berk. Sin embargo, la luna y las estrellas parecían brillar más que nunca.

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Hiccup Haddock

Con mi mano limpie el resto de la sangre que se encontraba en mi labio inferior.

  —Te queda por acá —Brutacio indico su propia mejilla.

Lleve mi mano a mi mejilla, sentí un líquido tibio, al sacar la mano y observarla, tenía sangre.

  —Es reconfortante saber que ustedes están mejor que yo —sonreí, pero al hacerlo mi labio ardió y no pude evitar hacer una mueca de dolor.

  —Te corregiré querido Hiccup: es reconfortante saber que Grimmel está peor que tú —me corrigió Brutilda.

  —Tiene razón, estoy segura de que lo dejaste sin un ojo, Hiccup —sonrió Astrid pero luego adoptó una muestra de preocupación— ahora debemos hallar una forma de salir de aquí.

Estábamos encarcelados, asumimos que nuestros dragones igual lo estaban, solo que en otro lugar.

Llevábamos un par de horas aquí, pero no estábamos del todo mal, habíamos dado una muy buena pelea en ayuda de nuestros dragones.

Sin embargo, me preocupaba ______, estaba junto al enemigo y ella no lo sabía, y Chimuelo debería estar esperándonos en la isla, si no llegamos dentro de poco, comenzará a preocuparse.

Observé la prisión en la que estábamos, cada uno estaba separado por barrotes de hierro. Miré a mi alrededor y en la muralla, había una pequeña ventanilla, también cubierta por barrotes. Por ella pude observar la noche, con su luna y estrellas resplandecientes, tal vez más que nunca.

  —Debemos salir lo antes posible —dije pensando en las posibilidades que teníamos.

  —Lo sabemos, genio —dijo Brutacio que se encontraba en algunas de las celdas— pero ¿Cómo?

  —Se me ocurrirá algo...solo...denme tiempo —lleve mis manos a mi cabeza.

Ahora más que nunca teníamos probabilidades de salir, Grimmel no estaba en condiciones de luchar y sus hombres no eran los mejores.

Sabía que Grimmel aún me quería vivo, supongo que por la ubicación de Chimuelo, o tal vez solo para torturar al prometido de su hija. Me daba igual, solo sabía que él me quería con vida.

  —¿Tienen algo afilado? —pregunté.

  —¿Para qué? —preguntó Patapez curioso.

  —¿Tienen algo afilado? —volví a preguntar molesto.

Un collar que tenía el diente de un dragón como adorno llegó a mi celda por el suelo, lo tome para observarlo, era perfecto.

  —Se lo quité a uno de esos hombres, pensé que sería un lindo recuerdo —Brutilda rió tontamente.

Bien, no dolerá mucho.

Creo que mi mejor opción es en algún brazo...no, el abdomen. Definitivamente, no, ______ casi muere por una flecha en el abdomen.

  —Por el fantasma de Odín, espero que esto funcione —susurré, inhale y exhale profundamente.

Sin darle más vueltas al asunto, incrusté el colmillo del dragón en mi brazo.

Lancé un grito de dolor muy exagerado, para que algún guardia llegara enseguida.

  —¿Qué diablos haces? —gritó Astrid asustada.

No respondí y saqué el colmillo del dragón de mi brazo, el colmillo lo escondí en uno de mis bolsillos. La sangre no tardo en salir, era abundante.

  —¿Qué diablos? —un guardia entro y fue directamente a mi celda.

  —¡Idiota! ¡Pensé que estábamos del mismo lado! —le grité a Patán, que estaba en la celda contigua a la mía.

No debía parecer que yo me había autolesionado, levantaría sospechas.

  —¡Yo no lo hice! —gritó Patán protestando.

El guardia asustado abrió mi celda, en cuanto lo hizo y entro saque rápidamente el colmillo del dragón, lo incrusté en su pierna y tape su boca para que no gritara.

Él cayó al suelo, rápidamente le di un fuerte golpe en la cabeza y quedó inconsciente.

Suspiré y revisé su cuerpo, allí encontré las llaves de las celdas y tomé el hacha que llevaba en las manos, en caso de que llegara otro guardia.

Salí de la celda y liberé a mis amigos. Todos estaban atónitos por lo que acababa de suceder.

  —¿Tienen algo para vendar mi brazo? —pregunté observando con asco la herida que me había provocado yo mismo.

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Si se quieren reír lean esto:

Holi, en mis borradores encontré la primera historia que escribí sobre "Hiccup y tú"

¿Les gustaría leer lo que había escrito allí?

Si quieren lo publico, ustedes me dicen

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Desde que te conocí [Hiccup y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora