Por fin, luego de dos largas horas de compras con Dave y Lizz, luego de recorrer tienda tras tienda, luego de hasta veinte minutos de llanto por la frustración, había encontrado el vestido perfecto.
Por cosas como esta Jackie era la que escogía por las dos, Dave no me tenía paciencia y Lizz solo observaba y se encogía de hombros mientras yo le veía los mil peros al vestido y a mí misma. Hasta que apareció mi milagro, mi salvación.
Quería agradarle a Lucas esa noche, sabía que lo estaba pasando mal en el psiquiátrico y planeaba hacer de esa una gran velada. Así que me decidí por un vestido amarillo, él decía que amaba mi suéter de ese color y aún resonaban en mi mente las palabras que había dicho el día anterior.
Yo era como el sol para él. Eso era tan cursi, patético... Y me encantaba. Pero volviendo al vestido: era de un bonito amarillo girasol con un cinturón negro y mangas del mismo color, la falda caía hasta las rodillas en un corte amplio y se ceñía en la cintura.
—¡Te ves divina! —Gritó Dave y me abrazó. Fue en ese momento que la vi a lo lejos, y ella me miró a mí.
Esther, la madre de Jackie se abrió paso por la tienda hasta quedar frente a nosotros. Jasmine, que era la viva imagen de Jackie a pesar de ser su hermana menor, la siguió. El nudo de mi estómago era demasiado grande, esta mujer que una vez me había querido cómo a una hija ahora me quería muerta, casi tanto como yo deseaba estarlo en ese momento.
Dave me soltó y cuando la vió se puso tenso, nos miramos largo rato hasta que algo extraordinario pasó.
Esther me estaba abrazando.
—Señora Monroe yo...
—No digas nada Silvania —me hizo callar mientras sus lágrimas mojaban mi cabello, sentí las mías propias llenar mis ojos— dije cosas horribles presa del dolor, durante los últimos meses estuve reuniendo el valor de ir a tu casa a pedirte perdón pero... No podía.
¿Ella? ¿Pedirme perdón a mí? ¿Por qué? ¿Acaso no había sido yo la que acabó con la vida de su hija?
—Esther yo me merecía lo que me dijo, fui una inconsciente, yo debí haber muerto y...
—No digas tonterías Silvania, somos humanos, todos cometemos errores. Me llevó un tiempo darme cuenta de que lo último que Jackie hubiera querido es que murieras. Ella te amaba —cuando me miró, había una paz en sus ojos que yo ansiaba, que yo necesitaba— y por ella te digo esto, Silvania West: te perdono.
Fue como si mi quebrado corazón volviera a unirse, cada uno de los pedazos ensamblados de nuevo. Si su madre podía perdonarme ¿Quería decir que ella también podría hacerlo, dondequiera que estuviese?
—Jackie no hubiera querido que hicieras todas esas tonterías que has hecho —lo dijo con reproche ¿Cómo se enteró?— estuve hablando con tu padre y eso fue lo que me hizo reaccionar. Me dijo que te encontraría por aquí y llevo media hora buscándote —Esther puso sus manos sobre mis hombros y luego acarició mi rostro— ella hubiera querido que siguieras adelante, que te enamoraras y persiguieras tus sueños. ¿Acaso olvidaste lo mucho que se enfadaba cuando te dabas por vencida en algo?
Negué con la cabeza secando mis lágrimas. ¿Y si Jackie no me quería muerta? ¿Tal vez ella fue la que siempre evitó mi muerte ?
—Si tú quedaste con vida, sin nada más grave que unos rasguños, fue por una razón. No sabemos cuál fue, pero es un regalo que tienes que apreciar Silvania. Vive, si no lo quieres hacer por ti hazlo por ella, vive la vida que ella hubiera querido para ti.
Y con esas palabras me dió un beso en la frente y se marchó, por un instante me pareció ver tres figuras caminando juntas, como eran antes, como si Jackie estuviera con ellas siempre y hubiese querido darme esa cachetada de realidad.
Yo debía vivir, si no por mí, al menos por ella.
Sorprendentemente quería hacerlo más que nada.
💀
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—¿En serio piensas llevarle flores? —me preguntó Dave por enésima vez.
—Si, Dave, quiero romper el molde —repliqué dándome un último toque de labial.
Era el día del baile, un cosquilleo aparecía en mi estómago siempre que pensaba en Lucas y yo en un sitio tan... ¿Romántico?
Raro, Lucas y yo solo éramos amigos, nada más. Él necesitaba centrarse en su salud mental, después ya podríamos ver que hacer.
Momento ¿Qué? ¿Después? ¿Estaba acaso contemplando la posibilidad de que en un futuro Lucas y yo pudiéramos tener algo? Debía estar volviéndome loca.
Aunque ¿Qué tenía de malo? Si yo le gustaba y él me gustaba...
Otro momento ¿Me gustaba Lucas? Oficialmente me había vuelto loca. Estúpido Lucas que no salía de mi cabeza.
—Tierra a Silvania, vas tarde —me dijo Dave dándole golpes a su reloj con el dedo, debía pasar por Lucas y no tenía idea de cuánto podría tomarme.
Me eché un último vistazo, mi cabello estaba suelto en delicadas hondas y el maquillaje era suave. No llevaba accesorios ya que no me gustaban esas cosas. Miré un cuadro, éramos Jackie, Walter y yo con diecisiete, ese sería el primer baile al que iría sin ellos.
"Jackie hubiera querido que la pasarás bien" me dije a mí misma "Walter habría querido que fueras feliz, con él o con otro. Vive por ti y vive por ellos."
Con una sonrisa en el rostro me despedí de papá, que lloraba al ver mi progreso, y me subí en el auto a buscar a Lucas decidida a pasar la mejor noche en mucho tiempo. Él lo necesitaba, yo lo necesitaba.
Porque Lucas era como mi reflejo, sin apenas conocerme sabía cómo hacerme sonreír, comprendía mi dolor mejor que nadie y, aunque me sacaba de quicio, teníamos las mismas opiniones en casi todo.
Tal vez esa noche todo cambiaría, tal vez el que yo haya decidido vivir cambiaría todo, tal vez sería el fin de esa extraña amistad, tal vez sería el comienzo de algo más.
Sonreí mirando a las flores en el asiento del copiloto, luego pisé el acelerador.
Y tal vez, para quitarme todas las dudas, podría repetir ese beso.
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Tres razones para no matarte.
Teen FictionSilvania quiere morir, pero no puede suicidarse. Lucas es un asesino en serie, Silvania iba a ser su quinta víctima. Así que cuando Silvania le suplica a Lucas que la mate y él, en un discurso muy sobreactuado, le explica tres razones por las cuales...