Ella tenía un punto. ¿Qué rayos hacia ahí contándole a una desconocida algo que nunca le había contado a nadie? Nos miramos un rato más a los ojos hasta que me percaté que aún tenía su mano agarrada.
No pregunten porqué, pero no la solté.
-Ahora es tu turno -le recordé alzando las cejas y ella volteo su rostro para mirar al techo cubierto de falsas estrellas fluorescentes, cuando empezó a hablar cerró los ojos y yo simplemente no podía dejar de mirarla.
-Aunque parezca que soy egocéntrica, realmente no lo soy. Los comentarios egocéntricos que hago son un método de defensa propia para que los demás no noten mis muchos complejos, son una parodia de lo que nunca seré.
-¿Qué complejos podrías tener tú?
Con una sonrisa ladeada, Silvania levantó el puño con el no sujetada mi mano y empezó a levantar dedos mientras nombraba sus complejos.
-Mis piernas son enormes y tienen cicatrices que me hice cuando era una niña, tengo granos en las mejillas y en mi frente, además de mis labios delgados y mis ojos que están separados como los de un cerdo. Mi cabello no mejora la situación, ya que es alborotado y lo odio. Estoy lejos de mi peso ideal y tarde o temprano termino aburriendo a la gente ya que tampoco me considero una persona con una personalidad atractiva.
Cuando abrió los ojos Silvania se sorprendió de ver tantos dedos levantados, me había soltado la mano para poder señalar sus siete complejos. Yo la miré fijamente sin saber que decirle ¿Cómo podía pensar eso de si misma?
-¿Entonces también te gusta Simple Plan? -Pregunté para desviar el tema y ella sonrió, como comprendiendolo al instante.
-Eres patético consolando a las personas.
-Pero hay algo en lo que no soy patético -Repliqué con una sonrisa sugerente a lo que ella hizo una mueca de asco.
-Realmente no estoy interesada en averiguarlo.
-Tú te lo pierdes.
-Tener sexo contigo sería como lanzarme a un estanque con cien sapos muertos, algo desagradable, asqueroso y, además, estúpido.
-Tener sexo conmigo sería lo más cerca que estarías del cielo, eso te lo puedo asegurar -le respondí siguiendo el juego.
-Tener sexo contigo sería como comer cucarachas voluntariamente.
-Tener sexo conmigo sería como alcanzar un plano astral mágico y asombroso.
-Tener sexo contigo haría que el Marqués de Sade se levantara de su tumba diciendo: ¡Eso es algo asquerosamente repugnante cerdos de mierda!
-Ya con esa te pasaste -Con el ego herido le di un golpesito en el hombro mientras ella se carcajeaba.
Nos quedamos mirando las estrellas falsas un rato hasta que, más por instinto que por otra cosa, volví a tomar su mano. Pude notar como respiraba profundamente para luego girar su cabeza y clavar sus oscuros ojos en mi.
-¿Por qué decidiste venir, Lucas?
-¿Por qué querías que viniera, Silvania?
-No lo sé, tal vez yo... -Ella no pudo terminar la frase, así que le hice el favor y la completé por ella.
-Simplemente no quería estar solo.
ESTÁS LEYENDO
Tres razones para no matarte.
Novela JuvenilSilvania quiere morir, pero no puede suicidarse. Lucas es un asesino en serie, Silvania iba a ser su quinta víctima. Así que cuando Silvania le suplica a Lucas que la mate y él, en un discurso muy sobreactuado, le explica tres razones por las cuales...