XIX. Silvania

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—Trent —su nombre salió de mis labios junto a una tonta sonrisa— no tenías que...

El moreno negó con la cabeza aún con el ramo de rosas en la mano. Ya se le estaba haciendo costumbre lo de los detalles, era el tercer ramo de rosas desde que habíamos empezado a salir.

Aunque en lo personal siempre había preferido los girasoles. Dave lo había dejado entrar a darme la sorpresa a mi cuarto, a pesar de que había dicho en más de una ocasión que le gustaba más Lucas.

—Trent es lindo y todo eso. Pero soy #TeamLucania para siempre —me decía siempre que salía el tema.

No pregunten de donde carajo salió el shipname porque no tengo idea.

—Pasé casi toda la secundaria y preparatoria fantaseando con esto, deja que lo disfrute —dijo Trent apoyándose en el marco de la puerta.

La sonrisa se me borró del rostro. Jackie siempre habia fantaseado con eso, ella debía estar ahí y yo no. Trent notó el cambio de mi expresión inmediatamente.

—¿Pensando en ella? —Preguntó mirándome a los ojos, asentí y él entró a mi cuarto para luego sentarse en mi escritorio, yo me quedé en la cama con las rosas en mi regazo— ¿De verdad le gustaba tanto?

Noté que su mirada pasaba por las fotos que estaban pegadas en mi corcho con una pequeña sonrisa en sus labios, aunque Walter aparecía en algunas por lo general solo éramos Jackie y yo. Tomó una donde solo aparecía ella con unos lentes de corazón: mi foto favorita.

—Hablame de ella —dijo sin dejar de mirar la foto y puedo jurar que en ese momento sentí que nadie nunca me había hecho una petición tan hermosa.

Hacía tanto tiempo que no hablaba de mi mejor amiga.

Le conté todo, lo que amaba y detestaba de Jackie. Que siempre que él pasaba a su lado solía respirar fuerte para tener el mismo aire por unos segundos, que cuando estaba nerviosa jugaba con su cabello de manera graciosa, le hablé de cuando ambas habíamos decidido hacernos el mismo horrible corte de cabello y antes de darme cuenta estaba llorando.

Porque un corazón no se rompe solo por desamor, puede hacerse pedazos por la ausencia de alguien que es importante y necesario. Yo necesitaba a mi mejor amiga ahí conmigo y no en una tumba bajo tierra.

Una tumba en la que estaba por mi culpa.

"—Si Trent Halter y yo nos estuviésemos ahogando ¿A quién salvarías? —Le pregunté una vez cuando teníamos dieciséis. Estábamos acostadas en mi cama con los pies apoyados en la pared.

—A ti tonta —respondió ella mirándome con esa sonrisa mágica que la caracterizaba— ¿Y tú? ¿Me salvarías a mí o a Walter?

—A ti —respondí sin siquiera pensarlo y mi mano se entrelazó a la suya— siempre a ti, Jackie."

Trent me estaba abrazando, pero me di cuenta que él realmente no entendía nada. Él no entendía el porqué no había hecho amigos en la escuela aún luego de una semana, no entendía porque lloraba y solo podía abrazarme y preguntarme qué estaba mal.

Lucas no habría preguntado nada.

Lucas simplemente me habría abrazado y habría llorado conmigo. Juntos, aunque cada uno perdido en su tristeza individual.

Hacía más de un mes de aquel beso y aún no podía sacarlo de mi cabeza. Lucas llevaba dos semanas internado y me hacía una falta que solo podía compararse a cuando pierdes una parte de ti, constantemente debía recordarme que él no estaba muerto (como Jackie) y que podía verlo en cualquier momento (a diferencia de Walter).

Pero tenía miedo de que Lucas se convirtiera en otra de las personas importantes para mí que se alejaba.

—Silvania... —Trent de pronto me miró y suspiró, se veía decepcionado aunque yo no hubiera dicho nada de lo que pensaba— Tú realmente no me ves de esta manera ¿Verdad?

Me quedé muda. Digo, Trent me gustaba, mucho, pero el recuerdo de Jackie me atormentaba de una manera en la que se me hacía insoportable siquiera besarlo. Ella debía estar ahí. Ella debía estar disfrutando de su beca en Harvard y saliendo y divirtiéndose.

Y yo debía estar muerta.

—Lo siento es solo...

—No te disculpes —su sonrisa de verdad me hizo pensar que todo estaría bien— podemos ser amigos, además Lucas nos necesita a ambos ¿Verdad?

Secó mis lágrimas y me dió un beso en la frente que me dió una paz indescriptible, ya entendía porque Lucas lo apreciaba tanto. Trent era como ese chocolate caliente que te tomas en un día lluvioso mientras lees un libro, embriagadoramente cálido.

—Gracias Trent y yo... Realmente lo siento.

—Nadie nunca ha muerto por un corazón roto ¿Verdad?

💀

💀

💀

—Tú eres la que se lanzó desde el puente al cumpleaños del hijo del alcalde ¿Verdad?

Levanté la vista confundida. Alguien me estaba hablando, en la escuela, a mí. Pero no veía a quién pertenecía la voz. Sacudí cabeza pensando que eran imaginaciones mías hasta que me tocaron el hombro desde atrás.

Al girarme me encontré con una chica, su cabello azul me distrajo un instante al igual que sus ojos que combinaban a la perfección. Era muy pálida y tenía dibujos de estrellas en las mejillas.

—Si, definitivamente eres tú —afirmó sonriendo.

—¿Por qué el interés? —Pregunté más abruptamente de lo que pensé, pero ella ni se inmutó.

—Me llamo Lizz y igual traté de suicidarme —soltó de sopetón, yo solo alcé las cejas.

—Yo no...

—Sé que dijiste que solo estabas haciendo "Parkour" —dibujó las comillas con sus dedos— pero me sabe a qué realmente te quieres morir.

—Mira Lizz, realmente eso no debería importarte...

—No debería pero lo hace, te estuve investigando Silvania West y déjame decirte que eres una estúpida.

Lucas se manifestaba en lugares inesperados.

—Me lo han dicho antes, pero tú ni me conoces y...

—Conozco a Dave, y sé que te necesita. Me pidió que cuidara de ti.

En nombre de todos los changos ¿Quién carajo era esa chica? ¿Por qué demonios Dave me había mandado a otra suicida frustrada a cuidarme.

No pregunten porqué, pero al final del día ya habíamos hecho buenas migas. Resulta que Lizz y Dave se habían conocido jugando en línea y estaban saliendo o algo así. Mi hermano, con novia, estaba preparada para que el apocalipsis iniciara. Hasta el momento solo había llevado chicos a casa.

Luego de intercambiar número con esa chica tan rara fuí a casa en donde, luego de un rápido interrogatorio a Dave me acosté.

Tomé la almohada con forma de caramelo que Lucas siempre usaba cuando iba a mi cuarto en mitad de la noche y la abracé, olía a café y a pino. Era increíble que su aroma siguiera ahí después de dos semanas, maldito Lucas lo extrañaba demasiado.

¿Por qué me había preguntado sobre el beso la última vez que lo ví? Tal vez... Tal vez si había significado algo para él ¿Debía preguntarle?

No, absurdo, Lucas debía centrarse en su salud mental. Y yo debía centrarme en la escuela.

Recordé que había prometido ir con él al baile pero ¿Cómo rayos iba a arreglarselas para poder salir del sanatorio? Solo faltaban unos días para el evento, debíamos hacer un plan.

Pensar en Lucas vestido de gala y bailando conmigo me hizo sonreír. Nunca, jamás, me habría imaginado en ese contexto con él.

Y por alguna razón realmente esperaba que eso no se quedara en mi imaginación.

Tres razones para no matarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora