18. "Golpes"

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Media hora antes de la cita...

Lauren se vio por última vez en el espejo largo de su habitación que se encontraba al lado derecho de la puerta. Se peinó el cabello con sus manos y lo situó a un lado, asintiendo con la cabeza al ver el resultado. En unos minutos estaría con Camila y eso la ponía muy nerviosa, sobretodo porque era la primera vez que tenía una cita.

Nadie iba a arruinar ese día.

O eso quiso pensar.

Ya había hecho todo lo que le había pedido días atrás, solo para dejar el sábado despejado y poder irse de allí por una horas. ¿Pero que se esperaba de él?

Con una sonrisa, la muy entusiasmada ojiverde salió de su habitación para dirigirse hacía la salida de la casa, agarrando las llaves del auto rojo en el proceso. Y justo cuando iba abrir la puerta, alguien más la hizo por ella.

—¡Lauren!—exclamó el hombre en traje con una sonrisa cínica y observando el cuerpo de la chica con ojos lujuriosos. La menor solo retrocedió con temor y, por instinto, trató de cubrir su cuerpo con sus brazos—¿Qué haces vestida así, mi vida?—se acercó con pasos lentos, haciendo resonar sus zapatos por todo el lugar. Su sonrisa perturbando más a Lauren—se supone que hoy no querías trabajar.

Cuando estaba junto a la pelinegra, con extrema delicadeza, acarició las mejillas pálidas y suaves de la joven frente a él.

—Déjame, Marcus—se alejó de su toque, sintiéndose asqueada por el hombre que, al ver la acción, apretó sus manos en un puño.

—Lo haré—asintió con la cabeza y acomodó su cabello largo hacía atrás—pero no sin antes felicitarte por el buen trabajo que hiciste—y así, abrazó súbitamente a la chica quien trató de controlar las ganas de partirle la cara en ese momento—¡Te dejaste tocar! ¡Y con los clientes más importantes!—la soltó y comenzó aplaudir lentamente, dejando escapar una risa—me pregunto, ¿tanto es las ganas de querer salir? o ¿hay alguien a quién quieras ver?

—Hace mucho que no voy a ver la playa y a comer comida en restaurantes de por ahí, solo es de la preparatoria a esta casa. No es justo—se defendió, esta vez agarrando valor. No deseaba que se enterara de Camila, no lo iba permitir.

—¡Claro que es justo!—gritó Marcus perdiendo la poca cordura que le quedaba—¡Yo fui el quien te sacó de esas calles y te dio esta casa para ti sola!—caminó hacía ella y, antes de que Lauren escapara, le agarró del cabello y tiró hacía abajo con mucha fuerza, haciéndola gemir de dolor. Sus ojos furia conectándose con los ojos temerosos—te di comida, te di estudios, te di ropa, y tú solo tenías que hacer un insignificante trabajo a comparación de las demás—susurraba sin soltar su agarre, sonriendo poco después.

La dejó en paz y se alejó unos metros de la pelinegra. Acomodando su cabello hacía atrás con la atenta mirada verde.

—Retirate.

Lauren aguantó las ganas de sonreír y solo corrió hacía afuera, yendo a la puerta de la cochera y pronunciando la contraseña para que esta se abra automáticamente. Por fin, por fin, por fin. Iba a salir por fin. Y sin ningún moratón acompañandola. Como casi siempre era.

Pero fue muy pronta su celebración, porque al entrar a sacar el auto rojo los vio. Los hombres de Marcus, los conocía tan bien, pues ya se habían encargado de ella años atrás, y al parecer hoy sucederá lo mismo.

Ellos se acercaron y Lauren intentó huir, pero alguien lo agarró por detrás y los golpes se hicieron presentes en un abrir y cerrar de ojos. Sin piedad; en el rostro, en el estómago, en todas las partes posibles de su cuerpo. Su pantyhose rompiéndose y su camiseta siendo manchada por la sangre que su nariz y boca expulsaban.

Camila//CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora