40. "Nos vemos luego" (FINAL)

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—¡Lauren! ¡Tenemos que hablar!

Y con esas cuatro palabras el mundo que Lauren había creado con Camila se destruía poco a poco en su mente, pensando en las diferentes situaciones en que las dos salían perjudicadas. ¿Es que acaso a cada persona que amaba la iban a terminar por arrebatarle de su vida? Quizá sí, por eso ahora, ella se lamentaba de haber compartido sus auriculares ese día, de haber dejado que cure sus heridas, de haber sido sensible con sus afectos, de haber dejado que entre en su corazón y caiga. Se lamentaba de haberse enamorado para así no perderla, porque obras de arte como ella se admiran desde lejos para no destruirla.

Pero ahí estaban, a unos pasos del final.

—¡¿Sigues dormida?!

Se escucha una vez más y la prototipo no podía estar tranquila. Sus manos se habían aferrado a las sábanas al igual que los dedos de sus pies, para detener las acciones que su núcleo estaba enviando hacer sin su permiso. Todo lo que sentía era enojo. Aquel sentimiento lo conocía muy poco, sin embargo, ahora sabía lo fuerte que podría llegar a ser.

Hasta que las manos cálidas de su pareja la tomaron por sus mejillas para voltear su rostro y cambiar la dirección de su mirada a la suya.

—Tienes que esconderte—le susurra—él vendrá pero se irá pronto—acaricia su piel artificial sin romper la conexión de sus ojos—te pido, por favor, que no hagas nada, porque podrías empeorar las cosas...y no quiero que te pase nada malo, ¿bien?

—Y yo tampoco quiero que te pase nada malo, Conejita—susurra entre dientes—¿cómo podré protegerte si estoy escondida sin hacer algo?

—Lo harás—asiente con la cabeza mientras una sonrisa pequeña decoraba su rostro, dando un fugaz beso en sus labios poco después—lo harás.

—¿Lauren?—la voz de Marcus se escuchaba cada vez más cerca.

—Vamos, escondete debajo de la cama—ordena y Camila obedece.

Lauren observa la habitación y se percata de la ropa esparcida en el suelo, tirándolo junto a la castaña para no hacerse notar.

Camina rápido a su armario para sacar una de sus bragas y cubrirse sus partes íntimas antes de que el hombre entre junto a ella y la mire de arriba abajo.

—Tantos castigos que recibes al parecer han acostumbrado a tu cuerpo—suelta una risa nasal—aún con tus heridas frescas puedes caminar—él se acerca más—que yo recuerde, no podías levantarte en días, hasta perdías días de clase por eso...sin embargo, tus calificaciones no bajaban, y eso me enorgullece—le regala una sonrisa.

Y sin hacerse esperar, posa su dedo índice en el mentón de la chica, para que ésta la mire a sus ojos. Aquellos que transmitían asco y odio hacía él.

Suelta una pequeña risa y niega con la cabeza.

Despacio aleja su toque y mira a sus zapatos brillantes color negro, en silencio.

Lauren no podía estar más nerviosa, pegada al material de madera de aquel armario para sentirse un tanto protegida, mientras callada, observaba cada movimiento de Marcus.

Su labio inferior fue atrapado por sus dos dientes delanteros al ver como el hombre se sentaba en la cama, donde Camila, el amor de su vida, se hallaba escondida allí abajo, en un debate entre enfrentar el problema o seguir las órdenes que su pareja le había dado.

Sin embargo, los pequeños sollozos la confundieron.

Camila no es, ni ella tampoco, ¿acaso...?

—Lauren, lo siento—intentaba pedir perdón para saciar su culpa, con sus manos cubriendo su rostro mojado por sus propias lágrimas saladas—lo siento mucho—Marcus había caído, pero tarde, muy tarde—yo debía protegerte—hablaba entre sollozos desgarradores mientras la ojiverde escuchaba cada lamento, confusa—y no lo hice, no lo hice—negaba con su cabeza mientras sus manos se iban a su cabello y sus piernas se pegaban más a su torso—...era mejor dejar que duermas con tu madre, ¿no?, debí vengarla y dejarte ahí con ella, ¡Debí haber hecho eso pero aquí estas!—se levanta de su lugar y la mira hecho un desastre—¡Hice las dos malditas cosas y prometí protegerte pero ahora solo lo que causo en ti es asco, odio y temor! ¡Y lo merezco!...yo lo merezco.

Camila//CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora