34. "El calor de tu cercanía"

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Puedes disfrutar más del capítulo si lo acompañas con las siguientes canciones: "I'm With You", "Mess Is Mine", "Take your Time" de Vance Joy.

La chica de cabello negro da un leve suspiro al ya encontrarse frente a la casa de los Powell, estando segura que Camila estaría descansando en su habitación, que por cierto, ya no se encontraba con las paredes desnudas, al contrario, estas estaban decoradas con unos dibujos que ella misma se había encargado de hacer y una que otras fotos de ellas que exhibían su alegría y amor en esas miradas y sonrisas.

Caminando con pasos seguros hacía la puerta, Lauren lleva su cabello hacía atrás, tratando de peinar el desorden que había antes de ver a la morena. Deteniéndose con una sonrisa cuando ya estaba allí, su mano se alza para empezar sus toques, sin embargo, dieron con el pecho de un hombre, específicamente de David, pues éste abrió la puerta antes de que la chica lo tocara.

—Oh no, lo siento mucho, Señor Powell—ella se disculpa rápidamente mientras quitaba su mano de él—iba a tocar la puerta pero usted la abrió antes de que yo lo haga, y solo pasó—suelta una risa nerviosa, no queriendo caerle mal al padre de su novia.

Lauren levanta su mirada cuando un incómodo silencio aparece, viendo así, el gesto de preocupación plasmado en el rostro del hombre, quien miraba a un lugar en especial por un corto tiempo hasta caer en los ojos verdes de la chica.

—Que oportuno que estés aquí, Lauren—sus palabras salían temblorosas, causando el carraspear de su garganta poco después—necesito una modelo para algunas fotos que me solicitaron—menciona, entrando a su casa sin dejarle oportunidad de hablar a la pelinegra quien esperó a David hasta que éste esté en la misma posición antes tomada, pero esta vez con una cámara profesional colgando de sus hombros—¿vamos?

—Pero he venido a ver a Camila—dice incómoda, rascando su nuca impaciente—hoy no la vi en la preparatoria y no contesta mis mensajes, estoy preocupada, pensé que estaría enferma por eso me...—sus mejillas se tornaron rojas al escucharse ella misma—m-me escapé y vine aquí—baja su mirada avergonzada esperando lo peor, pues, ¿quién quería a un mal ejemplo como pareja de su hija? nadie, o eso quiso pensar ella.

Si tan solo supieran la clase de persona que es cuando el sol se oculta.

—No hay de que preocuparse—le regala una pequeña sonrisa—Camila está agotada porque en la noche anterior ayudó a su hermana hacer algunas tareas para hoy—explica mientras sale y cierra la puerta detrás de él para luego abrazar a Lauren por los hombros y guiarla al parque a unas cuadras de allí, ésta última sin oponerse ya que quería seguir escuchando más de sus palabras—en la mañana quise despertarla cuando April llegó sin ella a desayunar, pero su hermana me prohibió hacerlo porque este día descansaría como recompensa—mientras narraba la pequeña mentira, su mirada viaja hacía atrás, observándo como Sofía y unos dos hombres llevaban a una Camila apagada en sus brazos dentro de la casa. Suspirando de alivio al cumplir el encubrimiento, devolviendo su mirada al perfil blanquecino de la menor poco después—es mejor que la dejemos dormir por un rato más, mientras tanto yo hago mi sesión de fotos, ¿qué te parece?

La pelinegra muerde su labio inferior, tratando de mantener la calma y olvidar por un momento el incómodo contacto en sus hombros.

—No es por molestar, pero estoy incómoda con el abrazo, Señor Powell—intenta explicar para que deje de hacerlo, tal y como la morena siempre le recomendaba para evitar esos malos impulsos que tenía.

David, apenado, quita su brazo y se aleja unos centímetros, dejando respirar tranquilamente a la chica al obtener por fin su espacio personal.

—A todos nos pasa—se encoge de hombros, evitando pensar mucho en ello.

Camila//CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora