Camila//Camren

20. "¿Bailamos?"

El hombre de cabello negro acomodó su camisa azul mientras miraba atento a cada persona entrar por la puerta de aquel lugar. Sus zapatos lustrados golpeaban el piso de madera impacientemente, esperando a que el tiempo avance rápidamente en su celular, y cuando este marcó las cinco de la tarde, él fue a enfrentar a la multitud sentada en sus respectivas sillas.

Cuando los adultos vieron al ojiazul subir al pequeño escenario y situarse detrás del micrófono, detuvieron sus intensos murmullos, listos para escuchar cada palabra.

—Muy buenas tardes a todos los presentes—saludó el hombre, su voz escuchandose perfectamente gracias a los parlantes que habían en el lugar—hoy los cité a una reunión por un motivo—miró hacía su derecha e hizo un peculiar movimiento, para que así, un holograma apareciera. Todos apreciaron la anatomía de una mujer hecha de metal; sin cabello, ni ojos, ni labios; solo sus pequeños pechos y trasero sobresaliendo de su cuerpo, confirmando el género—hace unas horas un artículo fue publicado en Internet, informando sobre lo que muchos temíamos desde hace un tiempo atrás—alargó su mano y señaló al holograma, mirando con seriedad hacía al frente—lastimosamente una inteligencia artificial ya fue creada y está experimentando aquí, en Miami—todos en el lugar se miraron entre si, preocupados y uno que otro presentaba signos de molestia—como pueden ver le dieron una imagen femenina, solo piensen, es perfecta, pronto seremos reemplazados—se encogió de hombros y apretó sus dedos—no más trabajos para nosotros, ¡Pero!—exclamó, asustando a todos—¡Podemos solucionarlo!, vamos a exterminarla a como de lugar.

—¡¿Pero cómo?! ¡Puede ser cualquiera!—gritó un mayor de edad amargado.

—No se preocupe, puede ser fácil distinguir una máquina con un ser humano, ya saben, no comen, no se cansan, hasta pueden tener fallos, así que…—del bolsillo de su pantalón sacó un aparato circular—si ven un comportamiento extraño solo presionan este botón rojo—mostró la acción y ninguno escuchó nada.

—Señor Donner, creo que está roto—mencionó una mujer con gafas a unos metros de él, un poco tímida.

—Claro que no lo está—soltó una pequeña risa—esto—movió el invento en su mano—crea un sonido que destruye algunos mecanismos, ya sea sus oídos o el habla, así podrán saber si es ella o no, porque los humanos no podemos escucharlo—le lanzó el aparato a la mujer que antes habló y ésta lo agarró a la perfección—¡No dejaremos que nos ganen!

—¡Vamos a destruirla!

—¡A quemarla!

—¡Sí!

. . .

—Esto es una delicia—halagó la ojiverde después de comer una pequeña porción, frunciendo el ceño después al ver que la morena no tocó nada del espagueti—¿No comerás?

Camila, que no había quitado su vista de Lauren desde hace unos minutos, parpadeó unas cuantas veces al escuchar que la pregunta era dirigida a ella.

—Ya vuelvo—le dijo, levantándose de la silla para dirigirse a la cocina, dejando a la pelinegra más confusa.

En la cocina, la castaña agarró a su hermana del brazo para que deje de hacer lo que estaba haciendo antes de que llegará. April la miró con una mueca, sin saber el porqué de su comportamiento.

—Mira, si quieres besarl-

—No es eso, yo no puedo comer, ¿recuerdas?—le dijo, soltando su agarré y mirando hacía atrás para percatarse de que nadie entre.

—Ya sé, por eso puse un holograma y un control al lado del plato—le dijo obvia.

—¿Eh?—Camila ladeó su cabeza sin entender.