𝓥𝓔𝓘𝓝𝓣𝓘𝓒𝓤𝓐𝓣𝓡𝓞

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NOVIEMBRE

―Emma apúrate ―gritó Jimin― Solo faltas tú. —

―Ya voy Jimin―gritó.

Caminé hacia Jimin quien se encontraba al pie de las escaleras gritándole a Emma, tenía que relajarse, a fin de cuentas íbamos al bosque a relajarnos ¿no?

―Jimin deja de apurar a Emma ―lo miré y me recargué junto a él― Que se tome el tiempo que necesite.—

―Mujeres ―suspiró.

―¿Pero somos hermosas no? ―sonreí y le guiñé un ojo.

―Tonta.—

―También te quiero Jimin―dije con fastidio.

―No importa que pongas esa cara, sé que realmente me quieres ―sonrió y arqueó una ceja.

Me separé de Jimin y le dediqué una mala mirada, luego vi a Gemma acercarse a la escalera con una gran maleta negra de ruedas.

―No seas tan modesto ―lo miré― Te restaré puntos.—

―¿Puntos? —

―Sí, puntos. cada vez que hagas o digas algo fuera de lugar te restaré puntos.—

―¿Eso afectará nuestro posible noviazgo?—

―Definitivamente. —

―Entonces no diré nada durante todo el camino.—

Sonreí triunfante y cuando Jimin se percató de la presencia de su hermana, corrió escaleras a arriba y la ayudó con la maleta.

Ambas salimos por la puerta principal con Jimin detrás de nosotras y caminamos a la camioneta de los padres de Jimin . Emma subió a la camioneta, ella conduciría, Jimin y yo nos fuimos en la parte de atrás, Dave y Sofi irían en el auto de Dave , llevábamos alrededor de dos horas de camino cuando Emma decidió que era hora de una bien merecida parada en la estación de gas para cargar a la camioneta y aprovechar para comprar alimentos en el súper que se encontraba en la estación.

Jimin venía dormido así que lo moví un poco para que se despertara, me bajé de la camioneta y entré al establecimiento, recorrí los pasillos buscando algo de comer, agarré una botella de agua, unas frituras, una manzana y varios caramelos.

Después de pagar regresamos a los autos para continuar con nuestro camino. Saqué la manzana de la bolsa en la que venía y comencé a comerla, Jimin comía una mandarina y Emma un sándwich.

―Jamás encontrarás a alguien que haga sándwiches como los míos ―dijo Jimin metiéndose un pedazo de mandarina a la boca.

―¿De qué rayos hablas? ―lo miré.

―Te compré un sándwich ―dijo extendiéndome una bolsa― Soy el mejor preparador de sándwiches del mundo ―sonrió.

―Bah, no es para tanto Park, es como si yo te dijera que soy la mejor fotógrafa del mundo ―tomé la bolsa― y está claro que no lo soy.—

―Tienes razón Lane, no lo eres, pero debo decir que tus fotos son muy buenas ―metió otro pedazo de mandarina a su boca― ¿Quieres? ―extendió su mandarina.

―Claro ―estiré mi mano para que me diera un gajo― ¿quieres? ―extendí una parte del sándwich y lo tomó.

En el asiento observé varios pedazos de cáscara de la mandarina y entonces la tentación se apoderó de mí, tomé un trozo de estos y lo doblé en la dirección de los ojos de Jimin, el líquido se disparó directo a sus ojos.

The lucky oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora