𝓣𝓡𝓔𝓘𝓝𝓣𝓐 𝓨 𝓝𝓤𝓔𝓥𝓔

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Jimin's POV

Habían pasado diez minutos, los diez minutos más largos de la historia, Sofi había entrado con una cara de pocos amigos y refunfuñando diciendo que su amigo probablemente había cambiado de número. Increíble nuestra mala suerte ¿no?

Ya que no sabíamos nada al respecto, decidimos acudir a nuestro buen amigo Internet, él siempre tenía las respuestas a todo y eso era increíble, tecleamos el nombre completo de Jonathan y de inmediato nos lanzó varios resultados, ¿cómo no lo habíamos pensado antes? Resulta que el niño bonito vivía en una hermosa residencial un poco a los límites de la ciudad, Sofi se apresuró a anotar la dirección y el número del interior.

Los tres salimos rápidamente de la casa y me dispuse a manejar. Entre más lejos íbamos, menos casas se veían, la tarde comenzaba a caer lentamente y entonces encontramos el fraccionamiento.

―Hola, vengo a la casa número veintitrés ―dije mirando al guardia que se encontraba en la caseta de vigilancia.

―Adelante. La plumilla se alzó y miré a Sofi quien me miraba con una cara de preocupación, seguramente la mía estaba igual pero al menos sabía disimular un poco.

―¡Ahí es! ―gritó Sofi señalando a una de las casas en la esquina.

Estacioné el auto un poco más adelante en donde estaba una especia de estacionamiento para visitantes, los tres bajamos al mismo tiempo y caminamos hacia la casa de Jonathan.

Cabe mencionar que su casa era enorme y muy linda. Tenía un enorme jardín a la entrada con gran cantidad de flores y pequeños árboles, además de que el pasto era muy verde y bueno, se veía que le daban mantenimiento a la casa. La fachada era blanca y de un estilo moderno, ya saben, cuadrada. Entre los tres nos miramos y asentimos, comenzamos a caminar a la entrada pero mi celular sonó.

Emily.

―¿Hola? ―pregunté dudoso, como si no supiera que era Emily.

―Jimin―se escuchaba un poco molesta― si me entero de que has ido en busca de tu torpe ex novia vas a ver.-

―Mira ―pausé y acaricié mi nariz― estoy un poco ocupado ahora, asuntos con mi mamá.-

―Bien ―colgó.

Sofi y Dave me miraban impacientes, caminé hacia ellos y entonces seguimos con nuestro camino a la puerta de entrada.

Sydney's POV.

Justo ahora me encontraba encerrada en una habitación la cual describiría pero no podía, una venda impedía que viera, lo único que podía decirles es que el lugar era muy diferente a como se veía por fuera, todo lo verde y lleno de flores del jardín eran una completa farsa, la parte de adentro era horrenda, las paredes estaban desgastadas, había suciedad por todos lados, incluso la casa olía a suciedad y era un olor bastante desagradable.

Todo era lúgubre y macabro acá adentro. Estaba asustada pero sobre todo estaba enojada, enojada con Jonathan, enojada conmigo misma. ¿Cómo había sido tan tonta? ¿Cómo había podido confiar en alguien con tan sólo conocerlo de unas semanas? Había ido demasiado rápido y todo porque me sentía dolida a causa de lo sucedido con Jimin.

Era una gran tonta, o al menos así me sentía. En el momento en que noté como Jonathan miraba a Jimin debí alejarme, incluso ese día yo me sentí un poco intimidada. En sus ojos había odio, rencor, venganza, era una mirada llena de maldad, de malas vibras, de haberme alejado nada de esto hubiera pasado.

Escuché pasos acercarse por el pasillo y luego una ráfaga de aire se coló haciéndome temblar un poco, estaba segura de que no temblaba por el aire, temblaba por temor a no saber que haría conmigo.

Escuché la puerta cerrarse y escuché a alguien acercándose a mí, eran tacones, por lo tanto, era una chica.

―¿Cómo la estás pasando? ―su mano acomodó un mechón de cabello que caía sobre mi cara.

Esa voz.

―¿Emily? ―pregunté dudosa y enseguida sentí un gran golpe en el estómago, me quejé y de inmediato vino otro, tras otro, tras otro.

―Le advertí a Jimin que no hiciera nada malo ―pausó― y me ha ignorado. Al parecer está por aquí.-

¿Jimin aquí?

Por un momento un gran silencio inundó toda la habitación pero después el golpe en mi mejilla resonó. Tal parece que la habitación estaba vacía en cuanto a muebles.

Me llevé mi mano a la mejilla pero ella lo impidió y volvió a golpearme, comenzó a decir cosas sin sentido, como que Harry siempre había sido de ella y que por mi culpa ella nunca había podido tener algo con él. Sus golpes eran cada vez más fuertes al igual que su tono de voz.

Los golpes no cesaron hasta después de que alguien entró al cuarto.

―¡Detente! ―era Jonathan.

Nuevamente el aire se coló pero de inmediato cesó.

―¡A mí nadie me dice que hacer! ―gritó Emily mientras estrellaba mi cabeza contra la pared.

Agradecí que la pared no fuese de cemento pues se escuchaba hueca, igual me había dolido.

―¡La puedes matar! ―gritó de nuevo él y lo escuché acercarse.

Había tratado de reprimir las lágrimas pero el dolor era insoportable así que las dejé salir al mimo tiempo que sollozaba en voz baja.

―Tengo que irme ―cuando se levantó puso un tacón sobre mi mano― Haz con ella lo que quieras ― eso había sonado más como una orden que como una sugerencia y me aterraba lo que él podía llegar a hacer.

Antes de retirar su tacón, presionó un poco haciendo que uno de mis dedos sonara de una manera nada agradable. Sus pasos se escucharon cada vez más lejanos y cuando ambos salieron la puerta se cerró. Escuché el clic que hizo el seguro cuando uno de ellos dos lo puso. Definitivamente no estaba teniendo un buen fin de semana.

Continué llorando y me lamenté por no poder sobar mi mejilla o mi estómago o mi mano, Emily se había asegurado de que mis manos seguían atadas detrás de mi cuerpo y después salió del lugar, estaba completamente inmóvil, había sogas que sostenían mis pies, tenía la pañoleta en mis ojos y me encontraba echa un ovillo sobre el suelo.

¿Qué mierda iba a hacer ahora?

The lucky oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora