𝐄𝐏𝐈́𝐋𝐎𝐆𝐎

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¡Al fin!

Al fin hoy ha sido nuestro último día en la escuela oficialmente aunque para ser honesta, voy a extrañar este lugar. Por otro lado estoy muy ansiosa por entrar a la universidad y conocer mucha más gente.

Resulta que Jimin al final se decidió por fisioterapia y logró entrar en la universidad en la que había aplicado y lo mejor es que entrará con una beca del 50% porque se unirá al equipo de football americano de la escuela.

Por mi parte, yo he decidido aplicar a la carrera de medicina y a pesar de que el esfuerzo que tuve que hacer fue impresionante, afortunadamente lo logré.

Y si se están preguntando qué es lo que pasó con la final del equipo de americano de la preparatoria, bueno, lograron ganar el campeonato por primera vez después de 10 años de no haberlo hecho, hubo fiesta en la ciudad prácticamente una semana. Bueno, tal vez solo fue en la escuela.

En cuanto a Dave, tanto es su amor por la comida que decidió entrar a la carrera de gastronomía así que ya sabemos quién hará las comidas cuando nos reunamos.

Sofi, bueno, ella y yo estaremos juntas los próximos 6 años lo cual me pone de buenas porque seguiré teniendo sus locuras y ocurrencias.

Es increíble todo lo que pasó en un año: el campeonato, mi relación y mis problemas con Jimin, el haber conocido a Jonathan y ahora haber terminado la preparatoria por fin.

Después de tantas subidas y bajadas me he dado cuenta de la calidad de amigos que tengo y puedo decir que son de lo mejor. Siempre están ahí para todo lo que se me ofrece y con lo que pasó hace unas semanas me di cuenta de que nuestros lazos se reforzaron de una manera impresionante, estamos más unidos que nunca.

―¡Selfieeeee! ―gritó Dave.

―Odio tu horrible selfie stick ―dijo Sofi mirándolo de mala gana.

La verdad es que a mí tampoco me gustaba y desde que Dave lo había conseguido ahora teníamos más de dos mil selfies juntos.

Dave con ese selfie stick era como un grano en el trasero: muy molesto.

Todos nos juntamos y sonreímos a la cámara.

―Les diría que voy a extrañarlos pero no es así ―Dave se encogió de hombros.

―Es increíble que vayamos a ser vecinos ―agregó Sofi.

¿De qué me perdí?

―¡Carajo, Dave! ―Jimin golpeó su frente con la palma de su mano― Te dije que era una sorpresa.

Miré a mi novio con los ojos entornados.

―Vamos a ser vecinos de Sofi y Dave ―Jimin me miró y sonrió.

Okay, detengan todo.

―Jimin, yo no... ―colocó su dedo índice sobre mis labios.

―Ya he hablado con tu mamá y cree que es una gran idea, además ella estará de viaje y dice que al fin se librará de ti.-

―¿De qué hablas?-

― Sí Jimin, ¿de qué hablas?-

―¡Luke! ―exclamé y me colgué de su cuello― ¿En dónde rayos estabas?-

―Por ahí ―sonrió.

―Oh el amor ―sonrió Sofi.

Peny se aproximó a nosotros mientras sostenía un ramo de rosas rojas. Seguramente había sido un obsequio de Luke.

En fin, en cuanto a ese par de tórtolos, ambos estudiaran en la misma universidad. Luke aplicará para Ingeniería Civil y Peny para Leyes.

+ + +

Y aquí estaba, llenando cajas con mis pertenencias. Resulta que casi todo el mundo―menos yo― sabía que mi mamá sería transferida y dejaría el país lo cual me ponía triste; casi no la veía entre semana y ahora de plano no la vería.

Por otro lado, viviría con Jimin y como habían dicho, Dave y Sofi serían nuestros vecinos, no me sentía muy segura de lo que estábamos a punto de hacer; vivir con alguien más es una gran responsabilidad, hay que pagar las cuentas, lo que significaba que debía conseguir un empleo, podíamos llegar a tener mal entendidos y la verdad era lo que menos quería, odiaba pelear con Jimin.

―¿Lista? ―preguntó mi novio mientras abría la puerta del auto.

―No ―negué con la cabeza― ¿Crees que sea una buena idea?-

―Creo que es mucho mejor así, no quieres vivir sola o ¿sí? ―arqueó una ceja.

―Punto a tu favor ―asentí― aunque no estoy lista del todo pero voy a intentarlo. Vámonos.- Me subí al auto y esperé a que Jimin hiciera lo mismo, ya me había despedido de mi mamá el día anterior, pues ella se tenía que ir lo más pronto posible.

En cuanto Jimin puso el auto en marcha un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo, pero no un escalofrío de miedo, más bien se sintió increíble, como si de repente hubiese tenido una gran dosis de adrenalina.

Miré a Jimin quien se detuvo en una luz roja y sonreí ampliamente, él me miró y sonrió, una sonrisa incluso mucho más grande que la mía. Y entonces en ese momento, justo en ese momento en el que ambos nos miramos el uno al otro estuve muy segura de que era
la afortunada.

Fin❤️

The lucky oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora