¿Alguna vez han tenido sueños de esos en los que estás a punto de caer de algún lugar? Y entonces ¡bam!, te despiertas. Pues de esa forma me desperté esta mañana, es decir, no estaba a punto de caer pero me había tropezado con el borde de una calle y tenía el corazón latiéndome a gran velocidad.Antes de levantarme volví a acomodarme sobre la cama, quería volver a dormir, pero fue imposible, giré de un lado a otro pero no obtuve resultados positivos.
Al final decidí observar a Jimin dormir.
Sí, esto era tan surreal, no podía creer que después de haber sido tan frío conmigo, ahora lo tuviera junto a mí luciendo atractivo y tierno a la vez. ¿Cómo era eso posible? En su mano izquierda reposaba su mejilla, su cabello estaba completamente revuelto y tenía una sonrisa en el rostro. ¿Hacía cuanto que no lo veía sonreír y estar tan tranquilo a al vez?
―¿Qué hora es? ―preguntó mientras se tallaba los ojos.
Su voz era áspera y lenta, me encantaba el Jimin mañanero.
―No lo sé ―me estiré para alcanzar mi celular.
Desbloqueé el aparato y vi la hora, doce y media, le mostré la pantalla del celular a Jimin y bostezó, instantáneamente me hizo sonreír.
Devolví el celular a la mesita de noche y cerré los ojos, tampoco quería levantarme. Ambos nos quedamos callados por un rato hasta que se levantó de repente y me sobresaltó, lo miré.
―Jonathan estará aquí en media hora ―dijo y entonces se giró y me miró asustado.
¡Carajo! Se me había olvidado mi salida con Jonathan.
―¿A qué hora ibas a verlo? ―preguntó.
―A la una ―bostecé y me senté sobre la cama.
Cuando por fin reaccioné caí e cuenta de que tenía media hora para bañarme y ponerme decente para la salida de hoy.
Me levanté rápidamente y me metí a la ducha, al salir vi a Harry sentado sobre mi cama ya hecha.
―Fuera ―dije mientras caminada a mi armario.
―Pero... -
―No lo pediré una vez más ―lo escuché bufar y cerrar la puerta.
Opté por unos jeans ajustados que llegaban arriba de los tobillos, una playera de manga larga azul marino y unos tenis del mismo color. Cuando bajé Jimin ya había hecho el desayuno, había dos vasos de jugo sobre el desayunador acompañados de panqueques y un tarro de mermelada, la boca se me hizo agua, estaba hambrienta.
Miré a Jimin y ya se había puesto la misma ropa de ayer.
―¿Acaso Emily te hizo aprender a cocinar? ―arqueé una ceja y me miró con una media sonrisa en su rostro.
―Fuiste tú ―dijo acercándose para abrazarme.
―Esto luce delicioso ―saqué mi celular y vi la hora, doce cincuenta y cinco― pero es tarde. -Hizo una mueca de tristeza.
―Aunque sea come un poco ―me sonrió y no pude negarme.
Di un sorbo al jugo y luego corté un trozo del panqueque que estaba en el plato.
―¿Qué harás hoy? -
―Voy a ver a Emily ―dijo haciendo una mueca de desagrado.
Me limité a devolverle la mueca y el rio, volví a comer otro pedazo de panqueque y me terminé el jugo, subí a lavarme los dientes y justo cuando iba bajando, el timbre sonó.
―Debe ser Jonathan ―lo miré y caminamos a la puerta, me asomé por la mirilla de ésta y en efecto, era él.
―Te quiero ―dijo cuando estaba a punto de abrir la puerta.
Me detuve y lo vi tomar mi mano, la misma con la que sujetaba la perilla de la puerta. Con su mano libre rodeó mi cintura y luego me acercó a él, todavía olía a loción, increíble ¿no? Lo vi agacharse puesto que él es más alto que yo y me sentí algo avergonzada al respecto pero después lo dejé de lado.
―Odio que vayas a ver a esa perra ―dije mientras lo miraba a los ojos.
―También yo. Y entonces me besó, era imposible odiar a este chico.
―Nos vemos ―dije al momento que retiraba su mano de la mía.
―Todo va a estar bien ―me abrazó antes de que abriera.
Cuando abrí la puerta pude ver a Jonathan con su cabello aún algo húmedo, la verdad es que se veía bien. Llevaba unos jeans algo ajustados, una playera de manga corta gris y unas botas, me hizo recordar al chico de al lado de mí.
―¿Tu ex? ―preguntó mirando a Jimin.
―Olvidé unas cosas aquí la última vez que salimos ―respondió. Todo un mentiroso mi ex― ya me iba.-
Jimin caminó lejos de mi casa y antes de subirse a su auto me miró y sonrió.
―¿Nos vamos? ―Jonathan sonrió y sintió al mismo tiempo― ¿A dónde iremos? -
―Al cine y luego al centro comercial ―sonrió.
La idea no me entusiasmaba tanto. Ir al cine y el centro comercial sonaba muy cliché, además los cines nunca eran buenos para las citas o salidas entre chicos y chicas, a menos que el chico no tuviese intención de salir con la chica, entonces el cine estaba bien, pero estaba segura de que las intenciones de Jonathan conmigo no eran solo de amistad.
―Y, ¿cómo estás? ―preguntó mientras arrancaba el auto.
Vi hacia mi casa antes de que nos marcháramos, no tenía un buen presentimiento y eso me asustaba.
―Bien gracias ¿y tú? ―lo miré e intenté sonreír. ―También ―asintió― ¿Qué hacia tu ex novio en tu casa? ―pareció más un reproche que una pregunta.
―Ya lo escuchaste, fue a recoger unas cosas que dejó en mi casa ―me encogí de hombros y posé la vista al frente, ya habíamos entrado al tráfico de la ciudad.
Para ser honesta me molestó que Jonathan me hablara de tal manera, ¿quién se creía?
Pasaron unos minutos y ninguno de los dos dijo nada, se me hizo extraño ya que Jonthan siempre tenía un tema de conversación, pero al parecer hoy no se había levantado del lado correcto de la cama.
Noté que pasamos la calle del centro comercial y se siguió derecho, lo miré mientras fruncía el ceño. No se veía contento. Mi pulso se aceleró pero traté de disimular.
―Acabas de pasar la calle del centro comercial ―me miró rápido y negó de forma divertida, fruncí el ceño― ¿Qué? -
―Cambio de planes dulzura ―sonrió de lado, pero no era una linda sonrisa, había malicia en ella y mi estómago se revolvió.
―¿A dónde vamos? ―me acomodé en el asiento.
―A mi casa ―me miró y sonrió.
― ¿A qué? ―mi voz tembló.
―¿No quieres divertirte un poco? ―dijo mientras entrabamos a una zona residencial y colocaba el seguro del auto
Mierda.
ESTÁS LEYENDO
The lucky one
Teen FictionCuando tu mejor amigo es el mariscal de campo del equipo de football americano de la escuela, no sabes quienes son realmente tus amigas. Todos los derechos a su autora.