1. Aquí empieza todo

8.7K 174 17
                                    


Natalia

Flashback 1 Septiembre

Las primeras gotas de lluvia de esa tarde caían sobre mi rostro mientras contemplaba los edificios de mi nueva ciudad.

Era mi primera semana en Madrid y me dirigía hacia la universidad. Había conseguido una beca para estudiar mis últimos dos años de carrera en la gran ciudad. Así que, un mes atrás, había abandonado a mi querida Pamplona para venir a vivir con mis tíos.

Aligeré el paso porque vi en mi reloj de muñeca que llegaba tarde y la lluvia estaba empezando a apretar. Cuando divisé la entrada, entré con las piernas temblorosas y con cierto temor.

-¡Ah! -esuché una voz que me sobresaltó- Tú debes ser la nueva, ¿Verdad?

-Sí -respondí. Al escuchar esas palabras, me puse más tensa todavía. La nueva. Todo el mundo me iba a conocer así las próximas semanas. Odio ser el centro de atención-. Natalia.

-Yo soy Raúl, el conserje. Ven, te acompañaré al despacho de la directora -el hombre, que aparentaba unos cincuenta años y tenía el pelo blanco, me guió por los pasillos. Cuántos pasillos. Temía perderme por ellos.

Me fijé en fotografías y dibujos que había colgados por todas partes, pero hubo uno en especial que llamó mi atención. Era un rostro de anciano rodeado de oscuridad con una única luz que alumbraba un piano. Sin darme cuenta, me había quedado parada observandolo, así que corrí para alcanzar a Raúl y, un minuto después, ya estaba sentada en una silla esperando a que la directora saliera. En ese momento, se abrió la puerta dejando ver a una mujer con un moño y gafas.

-Señorita Lacunza, puede pasar.

Nada más entrar vi que, allí sentados, se encontraban una chica de pelo largo y rubio y un chico pelado y alto.

-Soy la Mari -dijo la joven, levantándose de su asiento y dándome un abrazo. No soy muy de abrazos, pero la correspondí por cortesía-. Él es Pablo -lo señaló y se dirigió a él-. ¡Tío, pero saluda!

Pablo estiró el brazo y estrechamos las manos. A simple vista, tenían un carácter peculiar, pero parecían majos.

-Natalia -me llamó la mujer mayor-, siéntate.

Tomé asiento frente a ella e intenté aparentar tranquilidad. María me miraba sonriendo y con cierta curiosidad.

-Yo soy Noemí, la directora de este centro. Ellos se han ofrecido a enseñarte el lugar, así que deja aquí los papeles y ve con ellos.

-Vale, gracias -dije, mirando a los chicos mientras le tendía a Noemí los papeles.

Me levanté cuando ellos lo hicieron y comenzamos la visita.

-Oye -dijo María, cuando salíamos de aquél pasillo-, Natalia, ¿Te van las birras y la fiesta?

-Eh... Sí, supongo.

-¡Perfecto! ¿Te vienes está noche a una? Vicky nos ha invitado a su casa para despedir el verano.

Analicé la posibilidad de ir con gente que no conocía de nada a esa fiesta. Sonaba loco, pero así tendría la oprtunidad de relacionarme con otros estudiantes antes de que empezase el curso.

-Vale -acepté, no muy segura de mi decisión.

- - -

Perfeccioné mi raya del ojo y salí del baño, justo en el momento en el que escuché el timbre. Supuse que sería María, así que le abrí la puerta, encontrándome con una bolsa llena de cervezas en mi cara. Me saludó con un rápido y enérgico abrazo, y entró al piso.

Etéreo - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora