Mejor sin miedo.
-Mimi, arriba.
La granadina gruñó oculta en aquel gran edredón y se revolvió sobre la almohada cambiando de postura; era demasiado temprano para estar soportando aquello. Ella se volvió a tapar hasta las orejas y cerró los ojos relajándose, sintiendo como el sueño volvía a ella, incluso se le formó una pequeña sonrisa en los labios...
-Miriaaaaam.
Mimi volvió a gruñir como la primera vez borrando cualquier rastro de tranquilidad en su rostro.
-Dimito-escuchó a lo lejos que decía la gallega, muy seguramente haciendo aspavientos con las manos-. Encárgate tú de ella, Ana. Yo haré el desayuno.
Segundos más tarde, después de ser más consciente de lo que ocurría a su alrededor, Mimi levantó un poco la cabeza con los ojos aun entrecerrados y se relamió los labios resecos.
-¿S'ha enfadao?-masculló de forma casi inentendible.
-Sí, bueno, no...-se contradijo la canaria y Mimi abrió un poco los ojos encontrándose con demasiada luz solar de golpe-. Está nerviosa. Y tú no colaboras.
-Ya, bueno-la rubia se dio la vuelta en la cama y miró el techo cada vez más despierta, aunque igual de consciente de por qué no quería levantarse-. No quiero ir a esa reunión "especial" de Universal-marcó las comillas con sus dedos.
-Querrán hablar de lo ocurrido ayer en las redes. Con lo de Miguel Ángel, digo.
-¿Segura?-masculló Mimi contra su mano tapando un bostezo, pero Ana no la escuchó, simplemente se tumbó a su lado y le apartó el cabello de la cara segundos más tarde.
La rubia ladeó su cuerpo para quedar encarada a Ana.
-¿Pasa algo?
-Jo... que no quiero ir-se quejó con voz de niña pequeña mientras hacía un puchero con sus labios-. Quiero dormir; quiero quedarme todo el día en la cama.
El mismo puchero que Ana fue capaz de borrar con sus labios y que, por consiguiente, creó una sonrisa en medio de aquel beso mañanero. Besos cortos, besos tiernos jugando a ver quién era capaz de sonreír más contra la boca de la otra, así se pasaron los minutos en aquella habitación. Las manos de Mimi pronto se vieron enredadas en su cabellera oscura para no dejarla escapar de ahí, quizás podría ser capaz de hechizarla con besos y convencerla para no ir a la reunión.
-Pero... ¡¿Ana?! ¡Tenías que levantarla, no meterte en la cama con ella!
La canaria, alejándose de las manos y del cuerpo de Mimi, se irguió en la cama con una sonrisa culpable sin dejar de mirar hacia el umbral de la puerta, mientras que la "mujer bruja" se apoyaba sobre sus codos y con total picardía le dijo a Miriam:
-Es parte de mis encantos, leona. Ahora me faltas tú-guiñó con su ojo, mientras golpeaba el lado vacío de la cama.
-Dimito. ¡Yo dimito de vosotras!
Y volvió a irse por dónde había venido, mucho más cabreada que antes, haciendo que el parqué bajo sus pies temblase.
-Venga, bonita. Arriba.
Y aquella vez, Mimi si se levantó de la cama siguiendo los pasos de Ana, al menos para que Miriam no volviera a la habitación gritándole en gallego -algo que solo había pasado una vez y que la granadina no quería volver a revivir, por muy sexy que pudiera parecer a primera vista-. De hecho, Mimi no tentó a la suerte y primero se duchó, lo más rápido que pudo, antes de aparecer ya lista y vestida en la cocina, en la que sus novias ya habían acabado de desayunar.
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3 no son multitud (WARMIRIAM)
Fanfiction¿Quién dijo que 3 eran multitud? Todo esto tan solo son divagaciones de una loca.