10. Seamos

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A veces decir la verdad es más fácil que mentir.

Flashback

La mejor palabra que podía describir aquella tarde de sábado era Netflix; las supremas se habían pasado toda la tarde acurrucadas en el sofá de la canaria compartiendo comida basura, mientras se hacían un buen maratón de películas que había incluido, obviamente, Solo en casa. Se habían apoderado del piso de Ana para no salir en toda la tarde: sin móviles, sin nada que impidiera su comportamiento natural entre ellas. Se habían mimado, se habían reído y habían hecho el imbécil durante aquellas horas. Al menos hasta que el reloj marcó las ocho y media de la noche y tuvieron que empezar a prepararse para el plan que tenían.

Una a una, fueron pasando por la ducha –a pesar de la oferta de Mimi de compartirla y ahorrar agua entre las tres- y se empezaron a arreglar para la cena con sus compañeros de OT.

Sin embargo toda concentración de Ana, mirando su armario para decidir qué conjunto se iba a poner aquella noche, se desvió totalmente cuando Mimi pasó por su lado con una toalla enrollada en su cuerpo y totalmente desnuda debajo de ella. La canaria la vio ir hasta su mochila y sacar un conjunto de ropa interior limpia y dejar caer la húmeda toalla al suelo; Miriam y Ana ahogaron una exclamación, como si fuera la primera vez que la veían desnuda, y la canaria bajó la mirada hasta que la granadina estuvo algo más tapada.

Quizás deberían haber aceptado la oferta de la ducha compartida.

En aquel momento, al volver a girarse y verla con aquel conjunto de ropa interior, Ana se acordó de un pequeño detalle que había ocurrido días antes:

-Oye, la próxima vez que vengan a casa, guarden bien su ropa interior-dijo, como si nada volviéndose a girar para mirar el interior de su armario.

-¿Qué?-preguntó Mimi, sin entender.

-Solo... eso-respondió sacando de la percha un vestido corto y negro-. Miren por dónde la guardan, y en qué cajones...

Miriam, ajustándose el bralette, se miró en el espejo que había colgado en la pared cerca del armario, para luego fijarse de reojo en la canaria que seguía moviéndose incomoda mientras se ponía el vestido. Ana le hizo un gesto a la gallega para que le subiera la cremallera de la espalda a la vez que se hacia el cabello a un lado.

-Pos' vale-contestó la rubia mayor con un encogimiento de hombros, desde la otra punta de la habitación.

Por otro lado, la leona le besó el hombro una vez acabó y le preguntó:

-¿Pasó algo?

-Bueno-soltó una risita nerviosa-. Mi padre...

-No, dime que no-cortó Miriam antes de que acabara la frase.

Sin embargo, Mimi se lo tomó a risa porque no tardó en soltar un par de carcajadas histéricas adivinando por dónde iban los tiros en aquella conversación.

-¿Papi War encontró nuestra ropa interior?

Ana rodó los ojos pero no dudó en asentir con la cabeza.

-Debieron guardarla en algún cajón de la cómoda, donde yo dejo siempre las sabanas limpias y...

-Mierda-exclamó la gallega haciendo obvio que había sido ella.

-Lo vio y me preguntó-la canaria volvió a hacer un gesto con las manos-, porque obviamente ustedes tienen estilos muy diferentes hasta en las bragas. Y sabía que mías no eran por la talla.

-Qué listos sois los Guerra.

-Qué vergüenza.

Cada rubia estaba reaccionando de una forma totalmente diferente; Mimi estaba roja por la risa tonta que le había entrado en aquellos momentos, mientras que la rojez de Miriam era por pura vergüenza e incomodidad al imaginarse a Antonio abriendo el cajón y encontrándose aquel panorama.

3 no son multitud (WARMIRIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora