Lo prometido, es deuda.
Miriam no dejaba de mover su pierna arriba y abajo constantemente, con prisa y nerviosismo, sus dedos tamborileaban sobre su mejilla arrítmicamente y en aquellos momentos ni siquiera escuchaba lo que le estaba diciendo Pablo sobre la canción que estaban acabando de componer. Él seguía en el piano hablando y hablando, mientras que la gallega se movía sin parar en el sofá, con el móvil en su otra mano como si en verdad tuviera que estar en otro lugar.
Como si la gallega tuviera prisas por marcharse.
Su móvil vibró de nuevo y se temió lo peor, una vez más. ¿Cuánto tiempo llevaba aguantando aquella tensión en el cuerpo por culpa de los mensajes que estaba recibiendo? Bajó la vista y supo que su intuición no le había fallado: algo había recibido en el grupo que tenía con Mimi y Ana.
Miriam tampoco quiso sufrir más por la incertidumbre y, sin pensárselo dos veces, lo abrió encontrándose nuevamente con una nueva fotografía.
Al instante se le secó la boca y la respiración se le atragantó en la garganta: era una imagen donde se veía a Ana y a Mimi tumbadas en su cama, con la rubia encima de la morena, ligeras de ropa a la par que se besaban.
-Joder...
-¿Estás bien, Miriam?-escuchó que le decía su amigo-Te has puesto colorá en un segundo.
-Sí...-durante unos segundos levantó la cabeza y le sonrió, aunque más bien le salió una extraña mueca, pero entonces volvió la mirada al móvil y leyó los siguientes mensajes que habían aparecido tras la fotografía:-. No, en verdad, no. Me tengo que ir, Pablo.
-Oh, vale...-se encogió de hombros, mientras se levantaba del piano-. ¿Mañana seguimos?
Sin embargo, Miriam tan solo le dejó un beso en la mejilla y se fue como alma que se lleva el diablo por la puerta. Pablo no pudo hacer otra cosa que despedirse con la mano sin entender qué había pasado en su estudio.
La verdad era que Miriam se había pasado la última hora aguantando mensajes provocadores de sus novias, junto con fotografías sensuales. De la nada y sin saber por qué había sido bombardeada con todo aquel material inflamable por WhatsApp y su cuerpo ya no podía más; estaba ardiendo a aquellas alturas y tan solo eran las cinco de la tarde. Estaba muy excitada, pero también muy cabreada porque no la hubieran dejado trabajar, ni siquiera había podido acabar la sesión con Pablo por aquel último mensaje... que había sido la gota que colmó el vaso.
"vienes ya?"
"Porque no te vamos a esperar mucho mas..."
Aquello le habían puesto y Miriam sabía que la amenaza era real, al igual que la sensación de humedad que sentía entre las piernas. Menos mal que había cogido un Cabify para ir al estudio, porque no se veía con fuerzas para conducir de vuelta al apartamento en aquellas condiciones.
Fue borrosa la espera del coche, al igual que decirle la calle a la que quería ir; en un parpadeo, ya estaba sentada en aquel Cabify volviendo a mover su pierna de forma intermitente ansiosa y nerviosa por llegar.
Necesitaba estar en casa cuanto antes para poder matar a sus novias.
Sin dejar de mover su pierna, la gallega abrió una vez más la conversación en su IPhone y repasó todas las fotografías que le habían llegado. Una a una, las fue observando de nuevo junto a cada mensaje provocador.
Un gruñido frustrado resonó en su garganta con fuerza en el momento en el que, desgraciadamente, o quizás no, otro mensaje de Ana apareció en su pantalla:
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3 no son multitud (WARMIRIAM)
Fanfiction¿Quién dijo que 3 eran multitud? Todo esto tan solo son divagaciones de una loca.