6. Celos (I)

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He escrito este capítulo un millón de veces y siempre encuentro un pero, solo espero que vosotrxs no lo odies tanto como yo. ¡Buenas fiestas a todxs!

Aquel año tampoco faltó la gala Cosmopolitan en Madrid, los Cosmo Awards 2019, como tampoco faltaron las invitaciones para que tanto como Miriam, Ana y Mimi asistieran al evento.

-¡Miriam, Miriam, aquí!

-¡Aquí, mira aquí!

Miriam ladeó un poco la cabeza intentando mirar al centro de aquella marabunta de fotógrafos, luego un poco a la derecha y segundos más tardes al lado contrario para contentar a todo el mundo. Algo imposible, obviamente, porque los gritos seguían llegándole a sus oídos con exigencias: sonrisas, poses, miradas...

La gallega se acarició la tela del vestido negro que caía con vuelo hasta casi rozar el suelo, dejando un poco a la vista sus tacones plateados, ignorando un poco más aquellos gritos que le estaban prácticamente ordenando a que posara de una forma u otra. Se estaba tomando un respiro de tanta fotografía mientras apreciaba el precioso vestido que llevaba; el negro era su color para aquellos premios con un estilo elegante pero sin dejar aquel lado rockero que le identificaba dentro de su imagen de artista.

En el momento en el que volvió a levantar la vista de su vestido, puso de nuevo una sonrisa en su cara antes de moverse un par de pasos sobre aquella alfombra y volver a posar.

-Tienes que contestar a un par de preguntas-le susurraron en su oído minutos más tarde y Miriam asintió con la cabeza; siempre era la misma dinámica.

Una dinámica que ya conocía muy bien.

Ella no dudó en adentrarse un poco más en aquella alfombra donde unos periodistas, con micrófonos y cámaras, estaban colocados para hacer su trabajo.

Al instante entró en el ritmo impuesto de pregunta y respuesta; pregunta demasiado personal: cambio de tema; pregunta hecha con maldad: sonrisa falsa y silencio. Al principio de cada entrevista se tocaba el tema de su música, o eran preguntas sobre sus nuevos proyectos y/o conciertos, pero a medida que avanzaban y las preguntas sobre su música, por algún motivo, desaparecían, entonces era cuando Miriam sabía que debía ir con pies de plomo:

Siempre había preguntas personales.

Siempre formaban parte de aquella dinámica.

Sin embargo, cinco minutos más tarde de haber empezado con las entrevistas unos nuevos gritos en la alfombra le hicieron girar la cabeza para ver de qué se trataba. O de quién. Y Miriam sonrió al descubrirlo:

-¡Ana, Ana War, por favor!

-¡Aquí, aquí!

-¡Ana!

La canaria llevaba un ajustado y corto vestido color blanco roto; un color que contrastaba perfectamente con su tono de piel y sus tacones. Estaba preciosa y sexy con aquel recogido en el cabello y la gallega desde la distancia no pudo evitar recorrerla con la mirada; daba igual que se hubieran preparado en el mismo lugar para los premios, daba igual que hubieran llegado con un mismo coche –Ana había hecho dar una vuelta a la manzana al conductor para no aparecer a la vez en el evento-, daba igual que se conociera aquel cuerpo de memoria; daba igual todo menos ella.

Cuando vio como Ana sonreía hacia su dirección, Miriam volvió a la periodista que seguía esperando una respuesta sobre...

¿Sobre qué era la pregunta?

-Perdóname, ¿puedes repetir la pregunta?

-Estaba preguntándote por la relación con tus compañeros de OT, ya que ahora acaba de llegar Ana Guerra-señaló con obviedad-, ¿seguís en contacto? ¿Sigue todo igual entre vosotros?

3 no son multitud (WARMIRIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora