6. Celos (II)

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Gracias por dejarme imaginar un mundo en el que equivocarme a mi manera.

Flashback

-Uff. Pues ya está.

Mimi se quitó los in-ears mientras devolvía el micro a uno de los técnicos y se desquitaba de la presión que poco a poco se había posado en sus hombros; había sido una semana dura de ensayos en su nuevo proyecto de Tu cara me suena en aquella séptima temporada, más los ensayos con Lola Índigo, para luego sumar la gala 0 de Operación Triunfo 2018. Estaba cansada, sin embargo en aquellos momentos lo degustó como un buen cansancio, de que estaba haciendo lo que amaba encima de un escenario. Y de que por encima de todas las cosas y de todo aquel cansancio era feliz con su vida.

-¿Y esa sonrisa? ¿En qué piensas?

-¿Eh?-entonces se centró en Miriam que la miraba con diversión en el borde del nuevo escenario del plató de OT-. Nada, en que tengo hambre y por fin podremos comer.

-Uf-gimoteó como una niña pequeña, como si en aquellos momentos también lo hubiera recordado-, yo también.

Mimi se fijó en cómo se relamía los labios hambrienta y entrecerró los ojos durante unos segundos para luego respirar con fuerza buscando una fuerza oculta en su interior para no lanzarse a morderle la boca:

-Leona, no provoques y no me hagas pensar en otro tipo de hambre.

Un tipo de hambre muy recurrente en los últimos tres meses en la vida de Mimi, porque desde aquella noche de verano en el hotel las cosas entre ellas habían cambiado un poco:

Las supremas se habían pasado todo el verano buscando rincones, habitaciones de hoteles y camas que poder utilizar para calmar aquel tipo de hambre -no tan nutritiva- que les nacía de dentro. Había sido un verano para recordar y no solo por la gira de Operación Triunfo 2017. Noches en vela, caricias a media tarde y orgasmos de buena mañana; podría ser perfectamente el título para aquel verano que habían pasado. Por otro lado, Ana, Miriam y Mimi no habían hablado del tema después de aquella primera noche, ni tampoco después de la segunda, ni mucho menos cuando hubo una tercera... Tres meses en los que no habían comentado nada sobre lo que habían hecho y no dejaban de hacer. También era cierto que su amistad era la misma –quizás incluso estaban más unidas entre ellas- con el simple cambio de que en aquellos momentos tenían relaciones sexuales. Ni siquiera planeaban sus encuentros; simplemente disfrutaban de su compañía hasta que alguna cruzaba la línea de la amistad y todo caía por su propio peso.

Sin embargo, últimamente la granadina estaba dándose cuenta de pequeños detalles que aún no estaba lista para hablar en voz alta. O eso creía ella.

Cada vez los encuentros se hacían más necesarios por ser ellas que por el buen sexo.

-Mimi.

Y la rubia la miró con una inmensa sonrisa.

-¿Sí?

-Eres idiota.

La carcajada de la granadina sonó natural y escandalosa para todos los trabajadores que estaban aún poniendo a punto el nuevo plató.

-Pues bien que has esperado a esta idiota para ir a comer-le recordó con un reproche gracioso mientras arrugaba la nariz-. Y más teniendo tanta hambre.

-Todos cometemos errores alguna vez.

-Hija de puta...-murmuró Mimi, empujándola divertida hacia la salida del escenario, pero justo en el momento el que Miriam iba a ir en dirección al comedor del catering, la frenó cogiéndole de la mano:-. Espera, tengo que ir a la sala a por mis cosas antes. He dejado mi bolso allí con el móvil.

3 no son multitud (WARMIRIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora