||+18|| ADRINETTE × SHE'S NOT MINE ×

3. DECISION

Para Adrien, dormir había quedado en un segundo plano después de esa propuesta indecente que le había planteado su hermano. Una propuesta, que solo consiguió que sus sueños fueran más intensos y fogosos; dificultando más su autocontrol y capacidad de decisión.

Estaba claro que por su propio pie solo lograría que su veredicto fuera egoísta y para nada sensato. Necesitando a alguien que lo guiara; alguien que le ayudara a no equivocarse en su elección final.

Pocas opciones tenía, por no decir que, su único y factible consultor, era su mejor amigo Nino.

Nada más llegar al instituto, se reunió con el joven dj en el aula. Con las prisas, había llegado justo de tiempo, por lo que sus intenciones de contarle lo sucedido a su camarada, se vieron aplazadas hasta la hora del almuerzo.

En sus horas de clase, el rubio no pudo mantenerse por la labor, con sus pensamientos siendo ocupados única y exclusivamente por aquella belleza de cabello azabache y ojos azul cielo.

« ¿Por qué no puedo quitármela de la cabeza? »

Sabía a la perfección la respuesta. Ya era costumbre que ella fuera el epicentro de su universo, pero tras lo acontecido horas previas, su obsesión se había acentuado considerablemente.

El haber admirado su cuerpo de diosa y experimentado su posterior cercanía en su cuarto, lo tenían en un constante estado de tensión. Y no solo eso, pues también estaba la posibilidad de que en pocos días, su fantasía más anhelada llegara a ser al fin una realidad.

Soltó un largo suspiro de imaginarlo siquiera, apenas percatándose del timbre que enunciaba el inicio del descanso, hasta que sus compañeros de clase se incorporaron de sus asientos.

- ¿Vamos, Steve Rogers?- inquirió el moreno, dándole un toque en el hombro a su amigo.

El ojiverde lo miró con aborrecimiento, enderezándose en una postura abatida.

- Sí, vamos.

Sin querer entretenerse demasiado, cargó con su mochila y encaminó hacia el corredor en compañía del varón Lahiffe.

- A sabiendas de intuir lo que pasa por tu cabeza... Igual preguntaré...- intervino el de lentes con una sonrisa divertida-. ¿Qué es lo que te tiene con esa cara de muerto? ¿Tu hermano y su novia volvieron a darse con todo anoche?- ninguna contestación se pronunció-. Enserio, en una mansión como la tuya, no entiendo como no te trasladas a otro cuarto.

« Será que soy masoquista... »

- ¡Adrien!

El susodicho se tensó al oír una voz chillona proveniente de detrás suyo, maldiciéndose antes de adquirir una sonrisa fingida y girar sobre su propio eje, para identificar a la muchacha que lo clamaba insistentemente.

Cuando sus verdes visualizaron la figura de una castaña despampanante, no pudo más que esperar a que ésta llegara a su encuentro. Permaneciendo quedo, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y un semblante sereno.

- Hola, Lila.- saludó con su innata galantería.

La fémina se arrojó a su cuello, abrazándolo en busca del calor de sus brazos.

- Adrien.- nombró en un susurro, inhalando el aroma a lavanda que desprendía y separándose después para mirarlo a los ojos-. ¿Por qué no me has llamado?- inquirió con facciones alicaídas-. Llevo tres semanas esperando a que me digas algo, pero tú...- su voz se apagó, bajando la cabeza-. ... Ni siquiera me has mandado un mensaje.

El zagal se frotó la nuca, intentando mostrarse receptivo y conciliador.

- Lo siento, es que... Estoy pasando una mala racha.- capturó su mentón, obligándola a devolverle la mirada-. Pero no vayas a pensar que me he olvidado de ti.- le dedicó un guiño, haciéndola ruborizar.