11. EXCLUSIVE

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Después de esa tarde del revés, Marinette se había quedado con una extraña sensación en el cuerpo. Quizás, fuera por haber admitido la verdad de su relación a viva voz por primera vez, o bien, por casi haber llegado a besar al hermano de su novio.

Fuera lo que fuera, algo en ella se sentía distinto. Y hasta que no estuviera segura de qué se trataba, mantendría las distancias con ese chico de ojos verde esmeralda.

« Aunque no sé cómo piensas hacerlo si tienes que quedar con Félix en su casa... »

Ese recordatorio de su subconsciente la hizo suspirar abatida. Habían pasado dos días desde su última visita a la mansión Agreste. La azabache se encontraba tumbada en la cama de su cuarto, con la vista puesta en el techo y su mente atormentándola con sus incesantes dudas.

Por suerte suya, Félix no le había insistido en citarse con ella ni nada por el estilo, por lo que se sentía aliviada de disfrutar de esos momentos de soledad y meditación. Aún y así, y ya a las puertas del fin de semana, era inevitable que en cualquier instante él tratara ponerse en contacto.

No estaba segura de querer verlo, al menos, no hasta haber resuelto el lío formado en su cabeza.

¿Cómo besarle después de casi haberlo traicionado con su hermano?

Quizás para cualquier intolerante a su prototipo de relación, esas dudas eran algo ilógico e incoherente. Pero para Marinette no. Sabía que ese libertinaje entre ambos no era bien visto por parte de la gente, pero a su manera de ver, los dos se querían.

Él podía tener sus raros y retorcidos gustos, con ideas que podían ser tachadas de dementes por alguien de mente cerrada. Pese a eso, al final de cada día, ellos se entendían.

Además, de que albergaban la buena dicha de no estar discutiendo como a muchas de las parejas les sucedía. Por lo tanto, eso debía significar que, aún y estar con otras personas, y mientras sus besos exclusivos siguieran siendo el símbolo de su amor, todo estaría bien. Todo estaba bien.

Entonces, surgió la gran incógnita: Si todo estaba bien, ¿por qué sentirse tan insegura?

- ¿Marinette?- llamó la voz de su madre desde la planta principal del hogar-. Ha venido Alya.

« La respuesta a mis preguntas o la pesadilla en persona... »

- ¡Que suba!- respondió sin moverse del lecho.

No recibió una contestación a su invitación, incorporándose despacio en el colchón para quedar sentada en una pose de indio, y ver a los pocos segundos la puerta abrirse ante sus ojos.

Alya se asomó con una sonrisa amable, irrumpiendo en la estancia con una expresión curiosa al inspeccionar el rostro agobiado de su compañera.

- Qué cara traes, amiga.- comentó en un tono jocoso, acercándose a ella y tomando asiento en el lecho-. Un poco más, y eres la novia Cadáver.

La Cheng le lanzó la almohada a la cara e hizo una mueca de pesadumbre.

- Si vienes a insultarme, ya te estás yendo por donde has venido.- advirtió en un tono monocorde.

- Eh, eh... Calma, chica.- alentó con una tenue risita-. Demonios, ¿se puede saber qué te ocurre?

« Si lo supiera, ahora mismo no estaría así. »

- Nada, solo... Tengo la regla. Nada más.

- Ajá.- titubeó, cruzando las piernas y apoyando las manos en la colcha-. Bueno, tienes todo el fin de semana para despejarte.- la miró de refilón-. Eso sí, tendrás que decirle a Felación que guarde el canario hasta que el tema esté menos sangriento.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora