28. WILD LOVE

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Adrien no sabía cómo demonios se le había ocurrido aceptar la proposición de su ceñudo suegro, ya sin poder dar marcha atrás al llegar al bar y sentarse junto al fortachón en la barra, mientras lo acompañaba bebiendo con moderación un poco vermut.

La conversación entre ambos varones apenas existía, sin contacto visual que valiera al dar pequeños sorbos de sus vasos en un semblante serio.

El adolescente se carcomía la cabeza en busca de un tema que sacar, pero la verdad era que cuanto más pensaba, más estúpidas sonaban sus ideas.

- ¿Te digo algo, chico?- intervino el panadero con voz espesa, captando la atención de su acompañante-. No me gustas.

« Como si no fuera evidente... »

- Supongo que de eso ya me había dado cuenta.- añadió con una sonrisa torcida, contemplando el líquido de su recipiente-. Al igual que puedo entender el por qué.

Tom lo miró a la defensiva por el rabillo del ojo.

- Ah, ¿sí?- inquirió al ladearse con una expresión burlesca-. A ver, sorpréndeme.

El menor se relamió ansioso, observando con discreción al castaño.

- Bueno, tampoco es que lo sepa cien por cien seguro, pero... Imagino que es debido a su instinto protector.- comentó prudente, zarandeando su bebida-. Marinette es su única hija y lo más probable es que tenga miedo de que algún sinvergüenza pueda hacerle daño.

El silencio los envolvió en los segundos posteriores y una sonrisa se dibujó en los labios del hombre.

- No vas desencaminado.- apoyó los codos sobre la barra-. Aunque no es lo único que me preocupa.- el joven escuchó activamente en su posición, esperando por más detalles-. Tú eres muy joven, Adrien, y... según lo que tengo entendido, también eres el menor de la relación...

El muchacho arrugó el entrecejo al mirar al adulto.

- ¿Y eso qué tiene de malo?- indagó el zagal-. ¿Cree que la edad es algo negativo?

- En depende qué casos, sí.- afirmó con sequedad-. Tú aún no vas a la Universidad, por no hablar de que estás en una época en la que los gustos cambian a menudo, y por ello...- suspiró-. No pienso que lo tuyo con Marinette vaya a durar.

Esas revelaciones no hicieron más que enfurecer al Agreste, sobre todo al ver a aquel hombre soltar esa sarta de sandeces mientras bebía tan tranquilo de su vaso.

- ¿Cree que para mí todo esto no es más que un juego?- espetó con rabia contenida-. ¿Que solo estoy con ella por capricho?

- No digo eso, yo... Te comparto mi opinión.- terminó el contenido de su recipiente con la vista puesta en la nada, luego pidiendo al camarero que volviera a servirle-. Puede que en verdad la ames mucho ahora, pero dentro de unos meses, o incluso semanas...- sostuvo aborrecido su vaso y lo acercó al de su acompañante-. Las cosas pueden cambiar.

Adrien apretó los dientes, sin saber qué cara poner al interceptar la mirada de aquel que entonces veía como a su enemigo.

- Si eso es lo que cree, no puedo hacer nada, sino respetar su punto de vista.- aseveró sus rasgos-. Pero de ya le aviso que está equivocado.- se incorporó de golpe-. Yo amo a Marinette, y mis sentimientos hacia ella no van a cambiar.

Esa terquedad en parte le arrebató una risotada al mayor, quien después de terminarse su bebida se puso de pie y pagó la cuenta de los dos.

- Eso no es algo que pueda asegurarse.- colocó una mano sobre uno de sus hombros-. De todas maneras, espero que realmente sea así y no lastimes a mi pequeña.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora