Marinette estaba ansiosa. Llevaba una hora cenando con sus padres y no conseguía escaquearse de aquella velada familiar; pensando en qué estaría haciendo su infiltrado de mirada esmeralda en su dormitorio durante su ausencia.
Le costaba no mover las piernas bajo la mesa, y las veces que trataba incorporarse y abandonar la estancia, sus mentores parecían juzgarla con una expresión incrédula.
- Cielo, estás muy callada.- notó Sabine, sirviendo un poco de salmón en su plato-. ¿Es que hay algo que te preocupe?
« Un chico escondiéndose en mi habitación, y posiblemente a punto de matarme por tardar tanto en aparecer... »
- Esto... Bu-bueno, ya dije que estaba cansada, y...- se aclaró la garganta, acomodándose mejor en la silla-. N-no tengo mucha hambre, la verdad.
- ¿Estás enferma?- se interesó Tom con preocupación.
- ¿Qu-qué? N-no, claro que...- rectificó al caer en la cuenta, adoptando un semblante más afligido-. Bueno... Sí.- sonrió débilmente, llevándose una mano a la frente-. Me duele la cabeza, y... Me gustaría acostarme y descansar.
- Pero aún no probaste el salmón...- intervino su progenitora.
La euroasiática suspiró y encogió más su postura.
- Lo sé, pero... No acabo de sentirme muy bien...- miró a sus mayores con pesadumbre, enderezándose con fingido malestar-. Estoy segura de que después de dormir me encontraré mucho mejor.
Dio media vuelta con los hombros bajos y la mirada en el suelo, encaminándose hacia la puerta a un paso moderado.
- Espera.- interrumpió su mentor, haciendo que la joven se detuviera en seco y ladeara con recelo. Viendo a Tom incorporarse y avanzar hacia ella con un plato con unos pocos croissants de chocolate que le ofreció-. Por si después te apetece comer algo.
La menor aceptó el plato con incerteza y simuló una sonrisa cumplidora.
- Gr-gracias, papá.
Él depositó un beso en la frente de su hija, la cual se retiró instantes después con relajo. Caminando escaleras arriba y cruzando el pasillo hasta la puerta de su cuarto.
Antes de irrumpir en la habitación, inspiró profundo y se concienció debidamente. Temía encontrarse a un Adrien malhumorado por tenerlo encarcelado en su dormitorio, no obstante, su sorpresa fue cuando al abrir nadie se localizaba en esas cuatro paredes.
Marinette encendió la luz, adentrándose y cerrando con pestillo a sus espaldas, al mismo tiempo que sus zafiros estudiaban el espacio.
- ¿Adrien?- preguntó en un susurro, aproximándose a la mesita de noche y dejando el plato sobre la superficie-. Adrien, ¿dónde estás?
- Aquí.
Ella se volteó de un salto, fijándose en cómo el adolescente se asomaba de las cortinas del balcón y avanzaba hacia su encuentro.
- Hey...- saludó ella con nerviosismo, abrazándose a sí misma-. L-lo siento, mis padres se pusieron muy insistentes, y...
- Shhh...- alentó con una sonrisa dispersa, tomando los hombros de la universitaria con gentileza-. Tranquila, Princesa, todo está bien.
La azabache suspiró aliviada y asintió.
- Gracias.- musitó apaciguada-. Y perdón por tenerte aquí encerrado.
- Ya te dije que no pasaba nada.- sacó el móvil del bolsillo de su pantalón-. Ya he enviado un mensaje a mi padre para avisar que llegaría tarde, así que no hay por qué temer.
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||+18|| ADRINETTE × SHE'S NOT MINE ×
FanfictionFélix y Marinette son pareja desde hace dos años. La pareja soñada para algunos, y un completo caos para sus allegados. Adrien es el hermano menor de Félix. Atractivo, casanova, soltero, y... Muy a su pesar, prendado de la única chica que no puede t...