29. MINE & YOURS

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Pasados unos minutos, Marinette y Adrien se reunieron con el matrimonio Dupain en el recibidor del hotel, saliendo a dar una vuelta por la ciudad costera. Daba la impresión de que todo iba a pedir de boca; no más miradas aprensivas entre suegro y yerno, además de una conversación cordial durante su tranquilo paseo.

Aquello sorprendió a la universitaria, pues el cambio de actitud de su progenitor fue de lo más repentino. Aún así, y aunque los ánimos estuvieran boyantes, algo no terminaba de encajar.

El semblante de su novio era sereno, y la sonrisa y respuestas a los temas que se debatían eran de lo más correctas y amables; sin embargo, sus esmeraldas denotaban tristeza y eso era un aspecto que tenía a la azabache con el corazón en vilo.

A decir verdad, ya en la habitación lo notó distinto. No sabía describirlo, pero tenía la sensación de que la situación no era tan idílica como parecía; más al no tener la mínima idea sobre lo que el rubio y su padre habían discutido a solas.

Después de recorrer el centro de la metrópoli, los cuatro se detuvieron en uno de los distintos establecimientos para tomar algo. Acomodándose en una de las mesas que se ubicaban en la acogedora terraza tras ordenar en el mostrador sus correspondientes pedidos.

Marinette se colocó al lado de su chico, ambos quedando frente a sus mentores.

- Dinos Adrien...- inició Sabine con una sonrisa simpática-. ¿Ya tienes pensado qué harás después del instituto?

El muchacho torció el gesto pensativo.

- Pues... Mi padre quería que estudiara administración y dirección de empresas como mi hermano, pero siendo sincero... No es mi pasión.- se encogió de hombros-. Igual ya tengo la plaza en la Universidad, así que... Probaré suerte.

- Vaya.- lamentó la mujer-. ¿Y no sería mejor que hicieras algo que te gustara?

- Esto... Sí, supongo.- se relamió-. Pero mi padre no lo aceptaría...- suspiró-. Él quiere que yo y mi hermano sigamos con el negocio familiar, y si llegara a desobedecerle, no le haría mucha gracia.

- Pues yo creo que deberías oponerte.- animó su pareja, dando un sorbo de su bebida-. Además, si Félix ya se ocupa de la empresa, tú eres libre de hacer cualquier otra cosa que te plazca.

El adolescente la miró de refilón con una media sonrisa.

- Estaría bien.- se pasó los dedos por la cabellera-. A decir verdad, yo siempre he creído que se me da mejor la música.

- ¿La música?- preguntó con curiosidad su suegra-. ¿Es que tocas algún instrumento?

Él asintió con la cabeza, tomando con discreción la mano de su novia.

- Desde pequeño que me gusta tocar el piano, y... Estaría genial poder dedicarme a ello.- sus verdes se enfocaron en los azules de su doncella-. Es algo que me apasiona y que mi madre me animó a perfeccionar en su momento...

La universitaria le dio un suave apretón, sonriéndole con ternura al discernir la nostalgia en sus gemas.

- Yo pienso que deberías hacer caso a tu padre.

En ese instante, todas las miradas se dirigieron al responsable de esa contestación tajante y un silencio incómodo los envolvió.

- Tom, ¿qué es...?

- Trabajar en una empresa es algo estable y que te asegura unas ganancias cada fin de mes.- argumentó el de bigotes en un tono solemne-. En cambio, siendo músico no tienes la certeza de que vayas a tener un sueldo con el que subsistir.- las facciones del rubio se turbaron, atendiendo en tensión lo que el panadero decía-. Tal vez seas bueno con el piano, pero que intentes vivir de ello, es una completa estupidez.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora