Luther y Allison discutían sobre si Grace era o no la causante de la misteriosa muerte del hombre del monóculo, mientras tanto ocho había decidido explorar la pequeña biblioteca que había a un lado del salón.
Había bastantes ejemplares antiguos, pero el que llamó su atención fue la autobiografía de Vanya en donde la vida de todos los demás hermanos era contada desde su punto de vista.
¿Ella la había dejado a un lado? ¿Ella había rechazado su afecto? ¿Ella rompió su amistad? No, ella no había sido la causante de ello, sino nada más y nada menos que el mismísimo Reginald, aquel desalmado millonario el cual se empeñó en mantener alejada a Vanya de todos los demás chicos... él siempre sería el culpable de todo recuerdo infeliz que hubiera en su memoria.
Dejó el libro en su lugar y optó por Hamlet un clásico que, debido a sus pocos recursos, no había podido degustar.
Comenzó a recorrer la casa con el libro en una mano y una manzana roja en la otra, no supo cuando había ingresado al ala derecha, donde se encontraba las habitaciones.
Cerró el libro y se dispuso a prestar más atención a lo que había a su alrededor. Dibujos en las paredes fue lo primero que notó, eran posiciones de ataques los cuales habían repasado millones de veces en su niñez. Aquellos dibujos habían sido lo último que vio antes de abandonar aquella sección de la casa para luego abandonar ésta en su totalidad.
Recordaba aquella noche como si hubiera sido ayer y no hace más de dieciséis años. Había pasado noches enteras repasando su plan de escape hasta reunir el suficiente valor de llevarlo a cabo.
Tal vez, ello había sido causado por la absoluta ausencia de Cinco. No, no era un tal vez, estaba completamente segura que era a causa de ello.
Llegó hasta la habitación que antes era ocupada por el chico que se teletrasnportaba por el espacio —Y para su desgracia, tiempo— Se posó en el marco y comenzó a inspeccionar el cuarto con la vista.
Un lindo recuerdo se asomó por su memoria, uno en el que ella y cinco estaban sentados sobre la cama de colchas azules.
Cinco se encontraba leyendo un libro sobre viajes en el tiempo, mientras ocho lo dibujaba a él mientras talareaba una canción pegadiza que había escuchado en una de sus escapadas a Griddy's donuts junto a sus demás hermanos.
—Espero que estés haciendo mi mejor perfil, ocho— Comentó risueño sin levantar la vista del libro de tapa verde, formando ese lindo hoyuelo en su mejilla izquierda.
Ocho comenzó a detallar las sombras que se formaban en su rostro, negó.
—Todos tus perfiles son hermosos— Comentó ida, sin saber el impacto que causaría su última declaración.
Cinco sonrió de lado.
—¿Así que admites que soy hermoso?—Contestó en tono arrogante.
En las mejillas de ocho se formó un leve rubor, decidió ignorar la pregunta y finalizar con su dibujo.
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A p o c a l y p s e 《Número Cinco》
ФанфикEn la duodécima hora del primer día de octubre de 1989, cuarenta y tres mujeres en el mundo dieron a luz... Lo raro de todo esto, es que ninguna de estas mujeres estaban embarazadas en el inicio del día. Sir. Reginald Hargreaves, multimillonario exc...