Capítulo 7.

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El parque era el lugar al que frecuentaba todas las tardes en el que cinco habitaba en su mente.

Se podía estar ahí por horas, menciendose en uno de los viejos columpios, justo como hacía en ese instante.

Tomó aire, recordando aquellos tiempos. Recordó una de sus tantas visitas al parque, cuando un grupo de chicos tan perdidos como ella se les acercó.

Todos con demonios, con deseos de abandonarlos y aventurarsen en la vida a encontrar un propósito propio.

Eran cinco, tres hombres y dos mujeres, el líder de la pandillas era Elisa, una chica rubia y de un carácter que se le asemejaba un poco al de cinco, sólo que Elisa era menos centrada y arrogante.

—¿Qué hace una niña tan bonita en un lugar tan feo?— Inquirió ella haciendo reír a sus demás amigos. Ocho no entendió que le hacían gracia y nunca lo supo.

Todas las tardes iba y siempre se encontraban con ellos, tomaban batidos, escuchaban música, fumaban un poco. Siempre había algo en lo que podían entretenerse, ya sea una conversación banal o vandalizar algún lugar. Pronto se convirtió en parte de la pandilla.

En uno de sus tantos "viajes" en el decidieron irsen de aquella ciudad y probar suerte en otra. Ninguno tenía nada que perder en realidad, nada los ataba a aquel lugar así que decidieron hacerlo.

Aquella noche, cuando había decidido huir de su hogar, a la primera que informó fue a Elisa, su nueva gran amiga.

El plan ya estaba hecho, sólo faltaba llevarlo a cabo... unas semanas después los cinco habían partido de allí.

Con el paso del tiempo cada uno se fue yendo, ya sea porque encontraron el amor de su vida o porque terminaron muertos en un callejón a manos de algún drogadicto. Elisa y ella fueron las últimas que quedaron.

Ocho no podía decir que vivían lujos, pero al menos se tenía la una a la otra, viviendo un romance del estilo de alguna película de Hollywood, viviendo la vida al cien.

Fue una relación muy linda en lo que cabe, sino fuera porque Elisa la abandonó con el primer chico rico que se le cruzó, dejandola sola en un lugar desconocido y con ningún sentado con el cual sobrevivir. 

El resto era historia, ella viviendo como un vagabundo, adaptándose a su nueva vida como mendiga.

De Elisa no sabía absolutamente nada.

El aire que soplaba vilmente su cabello se había detenido, aquello se le hizo raro ya que estaban en pleno otoño.

—Tú debes de ser número ocho— Dijo una voz femenina, la cual era completamente desconocida para la chica— Me da placer conocer al antiguo amor de cinco. Aunque pensé que sería más... ¿Grande? No sabía que a cinco le gustaran tan jóvenes.

A p o c a l y p s e   《Número Cinco》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora