El día primero de octubre de 1989 al medio día, mi madre biológica me había dado a luz, y así igual con otros 43 bebés más. Habíamos nacido el mismo día, a la misma hora y de la misma circunstancia extraña que aún todos consideramos inexplicable: Ninguna de ellas estaba embarazada al comienzo del día.
Nuestro padre: Sir. Reginald Hargreaves, había decidido adoptar a todos los que pudiese, había obtenido ocho de ellos, entre esos a mí.
Nos dio un hogar y nos entrenó a partir de nuestras habilidades, nos asignó un número según la fuerza y la sabiduría con la que contaba cada uno.
Número uno (Luther) con una fuerza descomunal, había tomado el papel del hermano mayor, a pesar de que todos contaramos con la misma edad.
Número dos (Diego) Su puntería perfecta y su personalidad implacable habían hecho que se convirtiera el segundo al mando y que por ende, cierta rivalidad se formara entre él y número uno.
Número tres (Allison) Una chica decidida y fuerte, que además contaba con el poder del control de la mente humana, con tan sólo susurrar un: "Escuché el rumor..." y la persona haría lo que ella le impusiera.
Número cuatro (Klaus) El bufón del grupo, siempre había sido algo extrovertido. Allison decía que tratar día a día con tantos seres sobrenaturales lo estaban volviendo loco, pero para mí él siempre lo había estado. Su habilidad era el poder interactuar con el más allá, como si estuviera en la mitad del limbo entre la vida y la muerte.
Número cinco (Lamentablemente nunca pudo tener un nombre) Cinco era alguien complejo. Era decidido y de carácter fuerte, siempre queriendo ser la mejor versión de si mismo y, tal vez, no ser uno de los primeros había hecho que no sé sintiera conforme con sus capacidades. Nunca supe porque decidió abandonarnos sin dejar rastro alguno, sin decirme nada a mí. Pensaba que nuestro vínculo era más fuerte que con los demás, pero me equivoque... al parecer no le importaba tanto, no le importó dejarme.
Número seis (Ben) Su poder, para mí, era el mejor de todos —Aunque el más difícil de manejar— De su vientre brotaban tentáculos los cuales acababan con todo lo que hubiese a su paso. Su muerte había dejado un gran hueco en la familia, aunque yo no la había precensiado.
Número siete (Vanya) Alguien retraída, callada y tímida... No había nada que la hiciera resaltar entre todos nosotros. Tocaba el violín, maravillosamente, pero para mi padre era alguien inservible y por ello decidió no hacer pública su existencia.
Finalmente yo, Número ocho (Tampoco tenía un nombre impuesto) Era igual de tímida que Vanya, de hecho, era inferior a ella... contaba con un poder, uno que difícilmente podía manejar. Mi padre me había hecho sentir una bazofia, decía "Tanto poder en una persona tan poco poderosa, es sólo un desperdicio de habilidades" Y lo era, yo sólo era el desperdicio de la familia.
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A p o c a l y p s e 《Número Cinco》
FanfictionEn la duodécima hora del primer día de octubre de 1989, cuarenta y tres mujeres en el mundo dieron a luz... Lo raro de todo esto, es que ninguna de estas mujeres estaban embarazadas en el inicio del día. Sir. Reginald Hargreaves, multimillonario exc...