| D E A N |

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Era tu cumpleaños y desde que te levantaste has estado muy campante y feliz. Dean cada que ve tú rostro sonríe de una manera enamorada, por la hermosa sonrisa que has llevado todo el día, pero claro, tú no te das cuenta por estar distraída entrando cervezas en el refrigerador para esta noche.

- _____, es hora de que te prepares. Los invitados estan por llegar... Yo te ayudo con eso - dijo Dean acercándose a ti y tomando las cervezas que tenías en las manos para el entrarlas al refrigerador.

- ¡Diablos, se me estaba olvidando! - te golpeaste con la palma de tu mano en la frente y le sonreiste a Dean - gracias, te quiero mucho - le ibas a besar la mejilla, cuando el sin darse cuenta que ibas a hacer eso giró el rostro y por accidente "oh por gracia de Chuck", lo besaste en los labios. Te alejaste de el con el rostro más rojo que un tomate y el lo tenía igual oh peor que tú.

- Lo siento... No quería... - se quedó callado no sabía que decir y tú menos, estabas en shock, ¡Habías besado a tu amor platónico!.

- No te preocupes, no sabías que te iba a dar un beso en la mejilla... Creo que debería de irme a preparar ya - caminaste con una gran sonrisa, pero luego te giraste a mirarlo - hey, y no olvides que te quiero Winchester - le sonreiste y el te sonrió de igual forma, te observó hasta que desapareciste por el pasillo.

- Y yo te amo, _____ - susurro dando un fuerte suspiro.

Los invitados empezaron a llegar y todavía no salías de tu habitación, lo increíble de tu cumpleaños es que es único, por la sencilla razón de que el rey del infierno, Dios, un ángel, una bruja y cuatro cazadores estarán en la misma salas todos reunidos, sin querer matarse oh golpearse entre sí. Genial ¿No?.

- ¿Donde esta esa pequeña engendro del demonio? - cuestionó Crowley con un bufido.

- Estoy justo aquí, idiota - dijiste llamando la atención de todos con tu belleza, en especial la de una persona que estaba tragando saliva por ti, Dean Winchester, que no paraba de observar tus piernas.

- Estoy justo aquí, idiota - dijiste llamando la atención de todos con tu belleza, en especial la de una persona que estaba tragando saliva por ti, Dean Winchester, que no paraba de observar tus piernas

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Santa madre, estás muy linda hoy... Lástima que no eres de mi bando, por qué si lo fueras ya sabes - dijo Charlie guiñándote un ojo, Chuck la miro de reojo - sin ofender, señor de la grandeza, oh señor Shurley - dijo riendo nerviosa y todos contuvieron una risa al escuchar que lo llamo por el apellido de Chuck.

One Shots Dean/JensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora