Barón Ojos de Plata

Despertar Sol de Noche 3

Despertando con lentitud, Heinrich hurgaba en sus recuerdos para descifrar lo ocurrido.
-Muchacho, -le dijo un cura- tu chica está muy lastimada, te aconsejo que se queden por un tiempo hasta que ella se recupere.
-¿Dónde está ella? ¿Dónde está Aurora?-se alteró el joven.
-Tranquilo, hijo, no grites o la vas a despertar. Ella está aquí, en la cama de al lado.- le señaló el hombre.
Al notar que las bellas perlas de ojos no seguían su dedo, se percató.
-Dime, muchacho, ¿es que no puedes ver?
-No, señor, la luz nunca tuvo morada en mis ojos. Jamás fue capaz de hacerse conocer por mí, lo único y más parecido que he tenido en toda mi vida a la vista, es esta chica tan pura y sensible.
-Ella dijo algo parecido respecto a ti.
-¿Cómo?
-Sí, nos contó que se había fugado de casa, pues decepcionaba las expectativas de su madre y soñaba mucho despierta. Nos dijo que luego de vivir entre viajeros y de vagar por los bosques y algunas casas de campesinos, lo conoció a usted. Dice que su vida comenzó a tener sentido desde ese día, pues nunca se había sentido necesitada por lo que es y no por lo que puede ser. Dice que cuando estuvo a su lado, su corazón dejó de vagar, ya que había encontrado un hogar y alguien a quien amar.
-Yo no conocía el pasado de ella. Para mí nunca fue importante. Aurora siempre está a mi disposición, incluso si mis peticiones la dañan, pero lo hace todo por mi bienestar.
-Hijo mío, el señor puso a esa joven en tu camino porque sabe que sus corazones están unidos.
-Padre, si mi destino es acabar con la felicidad de la persona que más valoro en el mundo, considero que para su bien debo alejarme de ella.
-Pero, muchacho, ¿a dónde irás sin ella? No creo que...
-Si usted me ayuda a conseguir una carreta, antes de que despierte, me iré a la mansión que la ley me dio por derecho. Y si es necesario, convénzala de que todo fue un sueño y que nunca existió en su vida el barón Heinrich von Thyssen.