-Aurora, ¿qué haces aquí? Se supone que estás en tu habitación. -preguntó sorprendido al advertir su presencia.
-Yo estaba en el comedor hablando con la baronesa, tu madre... barón, yo no sé, no sé qué decirte... -ella intentó tomarlo de la mano pero cuando él sintió el contacto la retiró rápidamente. -Barón, dime por qué te fuiste. Dime por qué me dejaste sola. Creí que me querías, creí que sentías lo mismo por mí.
Él se volteó sin decir palabra y luego caminó. Ella lo siguió intentando aun sostener su mano, pero él no dijo nada más. -Barón, por favor, contéstame. Dime qué ocurre. Sabes que estaré ahí para ti, por favor, respóndeme, no me dejes así.
-¡Aurora, basta! No me hables más, no me sigas más y cuando se acabe invierno, vete. No te acuerdes nunca más de mí. Déjame, olvídate que existo. No quiero que sigas siendo parte de mi vida y que sigas saliendo lastimada por eso.
-Barón, no entiendo, ¿por qué eres así conmigo ahora?
-¿Será que la muerte es lo único que te detenga? Entiende que lo único que puedes hacer al lado mío es salir lastimada. Me duele, me duele saber que todo el tiempo pasa y yo no puedo hacer nada para evitarlo. Te quiero demasiado para verte lastimada a mi lado. Si es así nuestro destino, prefiero que no estés junto a mí. Sólo que te vayas. Me dolerá, tanto como me ha dolido en estos pocos días no estar a tu lado, pero no puedo soportar ver que eso te ocurrió sólo por mi culpa.
-No ha sido tu culpa, barón. Yo era la que te seguía. Nadie me dijo qué hacer, dónde buscarte, yo sólo sabía que tú existías. Hasta mi propia mente me quería engañar, pero sabía que en algún lugar estabas.
-Tú como siempre, Aurora, dejándote llevar por los desvaríos de tu corazón. ¿No entiendes? Ésta es mi vida, sólo soy esto. -él señaló sus ojos. -No te das cuenta de que lo único que podré hacer por ti será existir.
-Eso me basta, barón, yo no puedo vivir sin ti. -él se detuvo ante sus palabras.
-¿Vivir? ¿Crees que será una vida lo que tengas a mi lado, Aurora? No seas ilusa, por favor, sabes que no podré darte la vida que merece.
-No me importa si la vida que tengo a tu lado no es la que merezco. He vivido una de las peores vidas que se pueden tener. No soy rica, no soy hija de alguien que tenga tierras o una gran suma de dinero. Soy una campesina humilde que no ha tenido otra cosa sobre su cabeza que un techo de madera. Tú cambiaste mi vida, pero no por ser un barón, no por ser noble, no por ser rico, sino por tu corazón, por todo el amor que me diste.
-¿Acaso consideras amor cada una de las cicatrices que colman tu piel? No pienso ser el causante de otra herida más en ti, tanto en tu cuerpo como en tu corazón. No pienso seguir siendo esa cosa en tu vida que lo único que hace es envenenar.
Ella se detuvo en seco al escuchar esto. Sólo suspiró, pensaba que todo lo que había ocurrido entre ellos había sido una fantasía de ensueño que se desmoronaba de a poco cada vez que él decía algo. Sus palabras oprimían su pecho cada vez más. Lo único que pudo hacer fue resignarme. Se dirigió a su habitación en silencio, tan calladamente, que él ni siquiera sé dio cuenta que se había ido. Él solo caminó, caminó hasta que su camino le dio un fin, pensando que ella quizás seguiría insistiendo, pero no fue así.
-¿Aurora? - no hubo respuesta. -¿Aurora, estás ahí?
-Hermano, ¿qué haces? ¿Con quién hablabas?
-Era Aurora, ella estaba atrás de mí, al menos eso creo.
-¡Espera! ¿estabas tú hablando con Aurora?
-Sí, ¿por qué?
La joven rubia perdió completamente su símbolo de nobleza al pegarle una cachetada a su hermano fuertemente. Él estaba sorprendido por ese acto, no comprendía la razón de tan extraño comportamiento en su hermana. Escuchó como una especie de sollozo se desvanecía entre las paredes del lugar.
-Heinrich, acabo de ver a esa pobre chica corriendo por el pasillo entre lágrimas. Ya estoy cansada de tu complejo. Ella sólo quiere estar a tu lado, por favor, entiende, la estás lastimando. Y si sigues así, vas a conseguir que ocurra lo mismo que quieres evitar, la vas a lastimar a un punto que no tendrá retorno.
-Intento protegerla...
-No. Yo la protegeré, pero de ti.
-¿Qué quieres decir, Lilith?
-Te aprecio mucho, Heinrich, y, por suerte o por desgracia, sé lo que sientes por ella. Pero ahora sabrás de verdad lo que es vivir sin ella.
Aunque él intentó detener esa enfurecida voz frente a él, no tuvo éxito. Caminó tratando de seguirla, notando que la perdía en la velocidad de esos presurosos pasos. Al querer igualarlos, tropezó con una mesa de adornos del pasillo. Cayó al suelo cubierto de alfombra. Apretó los puños ante su impotencia la cual recordó que nunca le ganó al seguir esa voz melodiosa en plena tormenta. Los sirvientes al verlo, corrieron en su auxilio, pero él solo pensaba una cosa.
-Oh, Aurora, cuánto daño te he hecho...
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Barón Ojos de Plata
RomanceDos almas tan diferentes unidas en una sola desgracia. El amor se pone de manifiesto como único recurso para evitar la muerte, pero... ¿no el olvido? (Historia original, prohibida su copia, así como el uso de sus personajes o trama. Gracias por su a...