Lilith von Thyssen
Tres días de viaje, solo recordando a su corazón dejado atrás. Por un lado sufría, pero sus ansias de reencontrarse con su madre y hermana hacían lo posible por desviar el dolor de su alma.
Al arribar a su verdadero hogar, fue recibido por su familia. Su hermana se arrojó a sus brazos con cariño.
-Mi querido hermano. Que alegría poder verte al fin.
-Lilith, toda la vida soñé con oír tu voz. Ya no serás víctima de ese demonio de nuestro padre.
-Lo sé, recibí un telegrama hace unos días. El juicio envió un anuncio de cambio de propietario. Mamá estaba muy contenta, aunque suene raro decirlo, por la muerte de Papá.
-Luego te contaré todo con detalles. Ahora quiero hablar con nuestra madre.-¡Heinrich!- se despertó Aurora con espanto.
Desde el sueño sintió que algo muy importante le faltaba, por ello su reacción.
No lo vio a su lado y se agitó aun más. Salio disparada del cuarto, corrió por toda la catedral hasta dar con el arzobispo que los había encontrado en la entrada.
-Señor, dígame, dónde está mi compañero. ¿Dónde está mi barón?-gritó desesperada.
El hombre dudó en hablar, no sabía si al mentirle a la chica, hacía lo correcto. Levantó sus manos en petición de perdón y trató de convencerla de su equivocación.
-Ehm..., querida niña, no sé de quién me hablas. Tú viniste a nosotros sola.
-¡No! ¡Eso no es cierto! Él estaba conmigo. Es joven, rubio y de ojos color de plata. Es un barón, y yo le prometí jamás alejarme de él...-sollozaba con agitación.
-De... De seguro lo soñaste cuando estabas inconsciente.
-¡No! ¡No puede ser! Yo estaba herida por protegerlo... Por ayudarlo... Yo... No...
Comenzó a llorar desesperadamente en los brazos del anciano. Su realidad se desmoronó en tan solo un minuto. Todo lo que su vida era, toda su felicidad había desaparecido.
Pasó una semana sin comer, encerrada en la habitación de la catedral. Por más que el arzobispo la consolaba y convencía de rehacer su vida y no enfocarse en un sueño, nunca sacó al barón de su cabeza... O su corazón.
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Barón Ojos de Plata
Roman d'amourDos almas tan diferentes unidas en una sola desgracia. El amor se pone de manifiesto como único recurso para evitar la muerte, pero... ¿no el olvido? (Historia original, prohibida su copia, así como el uso de sus personajes o trama. Gracias por su a...