Un par de días de cuidados y reposo hicieron que la chica se recuperara como para caminar con soltura. Sus heridas aun le afectaban, pero solo se quedaba leyendo en la habitación y, ocasionalmente, se acercaba a la ventana a ver la nieve caer. A veces, dibujaba flores o mariposas en los cristales escarchados. Pero su alegría era falsa, pues cada vez que Lilith entraba en el lugar, ella solo callaba y bajaba la mirada.
La noble nunca le insinuó sobre su hermano, hizo lo posible por no mencionarlo. Solo intentaba hacer amistad con la campesina.
-Aurora, puedes salir de aquí si quieres. La casa es grande, y puedes conocer a más personas. -la chica negó. -Entonces, ¿qué te parece si te presento a mi madre? Es una persona muy buena y le gusta mucho leer, como a ti. De seguro se hacen buenas amigas.
-Para mí sería un honor, baronesa. -ella solo bajó la cabeza.
-Por favor, te he dicho que pierdas las formalidades. Solo dime Lilith.
Ella asintió, aunque su subconsciente sabía que no la llamaría así. La noble se fue del cuarto tras dejarle comida a la chica. Al cerrar la puerta se asustó por la presencia que le hacía sombra a su lado.
-¡Por Dios! -se estremeció y luego habló en susurro. -¿Heinrich, qué haces aquí?
-Quiero saber cómo está.
-Si tanto te preocupa, pregúntaselo a ella.
-Lilith... -él suspiró y ambos caminaron.
-¿Qué pretendes, Heinrich? Esto se está convirtiendo en un drama peor que Romeo y Julieta.
-¡No quiero hacerlo, Lilith! ¿Está bien? Solo dime cómo está. -él gruñó.
-Qué terco eres. Ella está bien. Se recupera y ya está bastante fuerte, pero se nota que está triste y casi no quiere hablar. Aunque es un chica muy educada. No he conseguido que me llame otra cosa que no sea baronesa.
-Créeme, pasará tiempo antes de que ocurra. -él rió.
-Heinrich... Tanto la conoces...
-Claro, ella decía... -se detuvo al sentir algo en su pecho, era añoranza. -La... extraño... -bajó su perdida mirada.
-La amas. -concluyó la hermana.
Aurora decidió conocer a la baronesa principal del lugar al día siguiente. Lilith la había convencido de usar uno de sus elegantes vestidos, pero la hacía sentir algo incómoda. Se presentó ante la mujer en un comedor para tomar el té. Al estar ambas solas en la pieza, las palabras brotaron también.
-Es un honor conocerla, baronesa. Le agradezco la acogida y el trato que le ha ofrecido a una humilde campesina como yo.
-Querida, tienes una lengua de terciopelo. Pero la idea fue de mi hija. Ella estaba muy preocupada por ti.
-Yo... me siento algo incómoda al estar aquí.
-¿Por qué, linda? -la mujer sabía de su pasado con su hijo, pero esperó al desahogo de la chica.
-Heinrich... Él está aquí, ¿cierto?
-Sí.
-Perdone mi incumbencia, baronesa, pero no sé cómo sentirme con respecto a la situación en la que me hallo.
-Explícate.
-Pues, Heinrich y yo vivimos muchas cosas juntos. Él ha sido el único hombre por el que he sentido amor alguna vez, pero creí ser la que recibiera ese sentimiento de él. Cuando más feliz me sentía a su lado, me abandonó sin decir palabra. Yo quisiera sentir odio por lo que hizo, pero solo quiero verlo una vez más, aunque ya le haya entregado su corazón a otra persona. -las mejillas rosadas de Aurora se mojaron ligeramente al hablar, pero el comentario de la mujer cambió su semblante.
-Hablas como si mi hijo se hubiera casado.
-¿Qué? Él es... ¿su hijo? -ella no salía de su sorpresa.
-Sí, Aurora. Heinrich y Lilith son mis hijos.
-Creí que ella era su esposa... Que no me quería hablar porque ya estaba comprometido... Entonces, ¿por qué?
-El tiempo te dará esa respuesta. Ahora ve a descansar. Aun no estás completamente bien. -la chica se puso de pie y se dirigió a la puerta. -Fue un placer charlar contigo, Aurora.
-Para mí también, baronesa.
-Solo dime Elenor. -ella asintió y se fue.
Mirando la alfombra que estampaba el camino a su cuarto, Aurora pensaba que era bastante característico de esta familia el olvidar su posición de nobleza. Sus pensamientos se detuvieron al igual que su camino al tropezar con una persona.
-¡Oh! Lo siento, ¿estás bien? -cruel destino que dice no arregles aun tus pensamientos y piérdete en esas joyas plateadas.
-Barón...
-¿A... Aurora?
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Barón Ojos de Plata
RomanceDos almas tan diferentes unidas en una sola desgracia. El amor se pone de manifiesto como único recurso para evitar la muerte, pero... ¿no el olvido? (Historia original, prohibida su copia, así como el uso de sus personajes o trama. Gracias por su a...