Adam Salt © [𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚊]

Capítulo XIII:

─────────═✾═─────────

𝙱𝚊𝚒𝚕𝚎 (+18)

─────────═✾═─────────

El baile por día de brujas daría inicio esa noche, sin embargo, Alexa no tenía intención de ir a un baile donde fraternidades de chicos y chicas estarían bebiendo y bailando dentro de ridículos disfraces. Además ese día era su cumpleaños y como siempre se quedaría en casa mientras veía un maratón de películas. Mary no estába en casa debido a que iría a una fiesta de la empresa de su padre como anfitriona y Fernando, salió del país, tenía muchos asuntos pendientes en el trabajo, y había pescado un contrato muy prometedor en Australia, con una empresa de cosméticos para que hiciera sus anuncios y lanzará sus productos al aire de una manera innovadora que captará la esencia de la mujer emprendedora y sofisticada, que transmitía el deseo del éxito, que conseguiría gracias a un nuevo labial o colorete, pues en un mundo de negocios la apariencia contaba mucho. Estaría fuera unos días y por ende felicito a su hija por adelantado. Sinceramente, no le preocupaba a Alexa, entendía la situación y agradecía el pastel casero que había hecho su madre para ella un día antes. Se encontró en la sala de estar, feliz y con una bolsa de papas entre las piernas e hizo zaping con el mando de la televisión, cambiado de canal hasta que encontró TNT que transmitía su película favorita, Harry Potter, al parecer ese canal amaba a la saga y producción de está.

-Así que, tú y Adam volvieron ¿eh?-interrumpió Ángela.

La chica rubia y despampanante, le sonrió. El ambiente de la sala de estar se colocó tenso. Alexa no se había percatado de su prima hasta que habló. Ni siquiera recordaba que estaría ahí.

-Sí, y no es de tu incumbencia, querida-réplico la castaña.

Para ese entonces Alexa tenía el cabello pintado con su color original, sólo por Adam.

-No te durará mucho el gusto-murmuró.

-Y supongo que una arrastrada como tú -la señalo con el dedo índice-lo va impedir.

-No cantes victoria, cariño-hizo un moín de desagrado. Alexa sólo sonrió con falsedad.

-¿Algo más, sin materia gris?-murmuró sin apartar la vista de la televisión.

-¡Idiota!-farfulló, descontenta.

-Gracias, deberías inventar insultos mucho más creativos-Ángela dió un fuerte pisotón y dió media vuelta para irse, diciendo lo insoportable que era Alexa.

Después de una hora Ángela bajo con un traje de pirata puesto y un maquillaje espectacular. Se veía hermosa, sin embargo, Alexa no lo aceptaría para nada, aunque le pagarán.

A las siete y media el timbre sonó. Tenía una flojera surreal, y a regañadientes fue a abrir. La madre de Alexa no contrataba servidumbre para quedarse todo el tiempo en casa, de hecho sólo contrataba mucamas para hacer limpieza, por lo regular Mary era la que atendía. Su casa no era enorme y no porque sus padres fueran tacaños, sino porque les gustaba más lo pequeño y acogedor, algo más íntimo y familiar. La sorpresa de Alexa surco su rostro cuando vió a un Adam con los cabellos ondulados y desordenados cayendo por su frente. Vestía un traje y corbata negros, zapatos de charol brillantes y camisa de seda, blanca.

-Pero... ¿Qué hacés tú aquí? -instó con desconcierto.

-Tienes una hora para arreglarte-paso por su lado y entró directo a la sala.

Se sentó y miró la televisión. Alexa lo siguió. ¿Qué pretendía ese chico? Estaba tan contenta y relajada viendo sus películas.

-¿Qué?- replicó y se colocó frente a él con las manos en las caderas-, ni siquiera me has avisado.