Adam Salt © [𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚊]

Capítulo XIV:

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𝙴𝚕 𝙹𝚊𝚛𝚍𝚒́𝚗 𝙳𝚎 𝙼𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊𝚜

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Alexa despertó en la madrugada, creyendo que Adam estaría con ellas, estiró la mano para palpar el lado derecho de su cama pero Adam no estaba, se había ido y ni cuenta se dió. Suspiro resignada y volvió a conciliar el sueño.

A las 10:00 am, el timbre de su casa sonó, Alexa bajo las escaleras y abrió. Frente a ella, Adam se encontraba bañado y con el cabello revuelto y semi húmedo.

-Buenos días, cara bonita-saludó Adam.

Alexa bostezo. Adam la vio divertido y le dio un abrazo.

-Buenos días-susurró Alexa rn los brazos del chico.

El pelinegro beso la coronilla de su cabeza y acarició la mejilla femenina. Sonrió mientras inspiró el olor del perfume de Alexa.

-Aún no te he dado tú regaló de cumpleaños-aventuró. Sonrió con indulgencia.

-Ayer me lo has dado-murmuró.

-Entonces tengo un último regalo para tí, ahora ponte ropa cómoda.

Adam espero en la sala, a que Alexa se hubiera cambiado. Después de unos minutos la puerta sonó y fue a abrir; del otro lado del portal pudo ver a Luka, Lucas y Sáhara frente a frente. Pasó la lengua sobre su labio inferior y los vió con ojos perezosos y una sonrisa arrogante.

-¿Qué? Parece como si, nunca hubieran visto a un hombre.

Los amigos de Alexa quedaron expectantes y con la cara marcada de interrogantes, sobretodo Sáhara que pego fue la primera en reaccionar, cuando Alexa estaba bajando por las escaleras:

-¡Escuchame bien!-gritó Sáhara, Adam quedó paralizado con las siguientes palabras- él no te conviene, ¿cuantas veces no te ha fallado? -el chico no podía negar aquello pero le sentaba mal-Te lo digo yo, lo ví el miércoles por la noche con Ángela tomados de la mano muy sonrientes.

-Éso no es cierto, él me dijo que estaría en una pelea por la noche-trato de justificarlo.

Después de unos segundos Adam retomó su confianza e hizo acto de presencia para defender su honor.

-Para tu información cotilla de mierda, esa no era Angela, era Beatriz y hoy por la tarde llevaría a Alexa para que Beatriz se disculpara con ella, por lo bajo que cayó al tramar tremenda estupidez, por traicionarla de manera tan ruin-replicó calmado.

Las mejillas de Sáhara se volvieron color carmín, sintiendo vergüenza, sin embargo, contracto:

-Si, ese fuese el caso, ¿por qué estaban de la mano? ¿Por qué hasta ahora?

-Eso no es asunto tuyo-contesto tajante.

-Pero, ¿por qué mentir?-preguntó la castaña con el ceño fruncido.

-Porque te ibas a enfadar y tal vez, ibas a castrar me-respondió, tratando de amenizar el ambiente.

-Esa no es excusa-replicó, aunque sabía que Adam tenía razón.

El chico sonrió. Sáhara lo vió mal. Los gemelos solo observaron la situación sin emitir sonido. Todo quedó en completo silencio, un silencio incómodo que nadie quería romper, pues nadie sabía que decir. Sin embargo, se notaba en el rostro de sus tres amigos la decepción. Alexa era su amiga pero ya no sabían que decir o hacer para que entrará en razón, pero al final de todo, cada quién se mata como quiere.