Adam Salt © [𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚊]

Capítulo XX:

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𝙳𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎́𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚝𝚘𝚛𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊

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Ciertamente todo el proceso que estaba pasando dentro de si, era bastante frustrante.Tenía un dilema dentro de si mismo. Ya habían pasado cuatro meses desde el día en el que llegó con Austin y sinceramente no había echo más que quejarse de su situación y estar en estado de ebriedad. Y aunque Austin estaba harto, no tenía el corazón para echarlo de su apartamento.

-Adam-suspiro Austin-debes de dejar de beber así.

-¿De qué sirve?-soltó una risita-. Ahora entiendo a mamá y yo tanto que la criticaba, llevo cuatro meses ebrio y siento que llevó una semana, esta vida es un asco.

Su amigo trago saliva y lo vio con una mezcla de lastima y preocupación. No podía hacer más por Adam y estaba bastante temeroso de que cometiera alguna locura y el presenciar aquel suceso sería devastador, su compañero de travesuras estaba en tal depresión que por su mente pasaron mil escenarios. Adam estaba en un estado tan deplorable y desaliñado que daba asco solo verlo. Con un suspiro, Austin se plantó frente a él, que se encontraba sentado en el sillón de la pequeña sala.

-Basta, Adam-dijo con firmeza y le dio una bofetada.

Adam parpadeo pero no dijo nada ni replicó y su amigo lo tomó del brazo, lo metió al cuarto de baño y abrió las llaves del agua. Empujó a Adam dentro de la regadera y el chico se empapo la ropa.

-Iremos juntos, poco a poco-dijo y salió del baño.

Adam después de ese día, aunque no tenía ganas de nada, dejó que Austin lo llevara consigo a grupos de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos. Después de un tiempo ya estaba integrado al grupo con mayor familiaridad, y era uno de los primeros en participar. Fue construyendo un pilar del cual sostenerse. Una parte de si mismo se sentía culpable por no comunicarse con Alexa y con Chase. Pero ciertamente, alejarse para redimir sus pecados, le sentaba mejor. Le aterraba pensar que Alexa y Chase lo odiaran.

Las terapias eran de mucha ayuda y con el paso del tiempo aprendió a no culparse tanto por la muerte de su madre y el desapego emocional de su padre. Y comenzo a saber lo que era la responsabilidad afectiva y cuanta falta le hizo a su ex. Aunque eso le doliera bastante y a veces recaía en el alcohol; no desistió. Tuvo un gran progreso y todo gracias a Austin, ¿qué hubiera sido de él si Austin no estuviera? No lo sabía y no quería saberlo.

En una tarde como cualquiera, Adam jugaba con Austin videojuegos y se divertían solo como ellos sabían.

-Austin-pronunció Adam.

Austin respondió con un "mmh", mientras giraba la cabeza para verlo cara a cara.

-¿Quieres ir conmigo a Francia?

-¿Qué? -respondió incrédulo, creyendo que Adam le estaba jugando una broma.

Adam rió por la cara de desconcierto de su amigo y arqueo una ceja gruesa y negra.

-Lo que escuchaste, ven conmigo, quiero que conozcas donde crecí.

A Austin le brillaron los ojos, realmente quería ir con él. Adam no paraba de hablar de su abuelo y el circo. Realmente deseaba ir a Francia y no había pretexto ni obstáculo que se opusiera para hacer ese viaje.