Adam Salt © [𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚊]

Capítulo XVI:

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𝚁𝚎𝚌𝚘𝚗𝚌𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗

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—¿Qué dijo tu padre? —preguntó Alexa en un susurro con curiosidad, cuando Marcus se monto en el asiento trasero del auto de Mary.

Esa mañana la mamá de Alexa se dispuso a llevarlos a la casa de Shaila, su abuela. Mary estaba contenta de ver a su hija sonriendo de nuevo.

—Que usará condón—musitó con una sonrisa en la cara. Alexa le devolvió la sonrisa y le dio un pequeño golpe en el hombro.

Mary los observó por el retrovisor y una pequeña sonrisa se escapó de sus labios. Por alguna razón la madre de Alexa no estaba convencida de que Marcus fuese gay; algo en su interior le decía que no era cierto. La tarde en casa de Shaila fué divertida, la anciana era muy agradable y le dió a Marcus galletas caseras para llevar. Él y Alexa nadaron en la piscina un buen rato mientras su abuela les lanzaba chorros de agua con una pistola de plástico mientras reían.

Después de un rato, Alexa se sentó en el borde de la piscina, lo más alejado de su abuela y su madre que hablaban animadamente del otro lado de la piscina. Marcus quedó parado frente a ella y la observó con detenimiento. «Es hermosa, maldita boca de mierda que tengo».

—Marcus y si... ¿secuestramos a Chase?—dijo con inocencia, el chico abrió los ojos y negó con la cabeza.

—¿Estás loca? ¡No! Puedo ir a prisión—inquirió obvio. 

—Bueno, dejaremos que el Síndrome de Estocolmo haga su trabajo—respondió, Marcus negó con la cabeza y se sumergió en el agua; nado hasta donde las mujeres y las asustó.

Los gritos de Mary y Shaila hicieron reír a los chicos. Alexa observó a Marcus, los cabellos castaños se le adhirieron a la frente y los ojos castaños parecían más claros contra el sol. Se veía lindo, bromeando y lanzándose agua con su abuela y su madre «Si no fueras gay, tal vez podría intentarlo»...

Domingo.

—Entonces, Marcus y Alexa ¿salen? —preguntó Adam.

El chico estaba tan nervioso que camino en círculos nuevamente sobre la alfombra de la habitación de Chase. La curiosidad lo estaba matando, desde que Alexa lo golpeó en los bajos; no podía pensar en otra cosa. Ese tal Marcus no podía quitarle a su chica, era suya. La manera en la que la reclamaba era una muy troglodita pero no podía dejar de hacerlo, no cuando le dió su corazón, no cuando sabía parte de su pasado.

—No lo sé Adam—repitió por quinta vez—. Lo único que he sabido es que el tipo ese, fue con ella a la casa de su abuela. Desde el viernes no se han separado en clase.

—Prefiero verla con los gemelos Bradley que con Jackson, además intento invitarla a salír—gruñó más para si mismo que para su amigo.

—No has peleado últimamente, ¿qué pasa?—Chase cambio de tema, Adam ya lo tenía harto con sus estúpidos celos.

—Nadie quiere pelear contra mí—se encogió de hombros.

—¿Por qué será? —inquirió sarcástico.

—Eso no importa—le resto importancia al asunto—, tengo trabajo en el bar los miércoles, viernes, sábado y domingo.

—¿Aún tienes la beca?

—Por supuesto, me costo obtenerla—dijo Adam, reflexivo—. Chase, sabés todo de mí y quiero que sepas que pasé lo que pasé, siempre contaras conmigo.